*LA TRAGEDIA*

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***HANNA***

Jamás pensé que estaría en esta situación con él...

Mi hermoso y amado chico permanece recostado en esa cama blanca con los ojos cerrados.

Completamente inmóvil.

Y yo estoy de pie frente a él, ansiosa, agitada y con el corazón latiéndome a mil por hora.

Las manos me sudan frío y no puedo evitar que me tiemblen un poco.

Tengo un hueco en el estómago.

Siento que mis lágrimas comenzarán a caer en cualquier momento.

Ahí, en esa cama dura, impersonal y fría de hospital, mi niño...

Mi inquieto y tenaz Leonardo se debate entre la vida y la muerte.

Y no hay nada que pueda hacer por él.

De hecho tengo que irme a ver a las demás personas quienes deben de estar destrozadas como yo.

Jamás esperamos que esta tragedia sucediera.

Mucho menos en este día que había comenzado de forma tan espectacular por la mañana.

"Mi niño, tengo que ir a ver a los papás de Marlene..."

"Regresaré en unos minutos así que no me tardaré."

Me acerco para poder susurrarle al oído.

Sin querer, mi mano como siempre, se dirigió a la suya para acariciarla inconscientemente.

Un fuerte silbido proveniente de una de las máquinas en esta habitación clorada me asusta.

Después otra comenzó a sonar.

Varias máquinas más comenzaron a soltar sonidos y alarmas.

Por la puerta entraron corriendo dos médicos y dos enfermeras de guardia para poder checar que es lo que estaba pasándole a Leo.

"Paro!"

"Está en crisis!"

"Traigan el desfibrilador, prepárense para maniobras de resucitación!"

"Saquen a esta mujer de aquí!"

Gritan a la vez los dos médicos hacia las enfermeras.

Yo estaba a punto de retirarme cuando sentí que la mano de Leo me agarró con fuerza.

Provocando que me quedara helada.

"Me agarró la mano!"

"Me está apretando la mano!"
Grito asustada.

El médico a mi espaldas me mira, después observa la mano antes de decirme.

"Háblele...necesitamos que se tranquilice o su cuerpo no resistirá."

Me agacho para poder volver a susurrarle.

"Mi niño, tranquilo, todo está bien."

"Cálmate y descansa, yo estaré afuera para que te sigan atendiendo..."

"Doctor, baja en ritmo cardíaco, respiración comprometida."

"Está dejando de latirle el corazón..."
Una enfermera comentó.

"Háblale al paciente para que se quede con nosotros o fallecerá."
El médico me dice.

Suelto un sollozo.

Me acerco a su oído sin quitarle mi mano de la suya.

"Leonardo, quédate conmigo."

"Mi niño quédate conmigo, no me dejes."

LA DÉCADA ENTRE NUESTRO AMOR Donde viven las historias. Descúbrelo ahora