Ignis, una pelirroja que llega a Forks justo cuando termina la batalla contra los neófitos.
Ella demostrará su poder y dejará en evidencia las verdaderas intenciones de Bella, así como también, hará ver a cierto cobrizo que se ha equivocado de comp...
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Narra Ignis
Hace unas horas terminé de hablar con todos. Ahora estoy en mi habitación tratando de dormir sin ningún éxito posible.
Es estresante cuando las cosas no se hacen como yo quiero. Ya tenía suficiente con la pelea que tuve con Edward como para que los Vulturi sólo quieran provocarme más. Y ni hablar de la reunión familiar con el abuelo y los demás arcángeles.
—¿Qué es lo que te aturde, Ignis? —pregunta Rosalie junto a Alice desde el umbral de la puerta, les hago una seña para que entren y una vez que lo hacen, he insonorizado la habitación.
—No puedo dormir, todo lo qué pasó hoy me tiene abrumada. Nunca antes habían desobedecido ninguna de mis órdenes —hago una pausa—. Pero de algo estoy segura, Isabella y Aro preferirán que los mate a estar en el infierno.
—¿Es muy malo estar en ese lugar? — pregunta Alice mientras ambas se sientan en la cama.
—No en realidad, bueno, cuando no está solo. No muchos lo saben, pero los humanos mismos se crean su propio infierno —digo haciendo una mueca.
—¿Cómo? —cuestiona Rose con el ceño fruncido.
—Lo produce tu mente. Aunque sea inconscientemente, la cosa que hayas hecho, por la que más te arrepientas, se repetirá por toda la eternidad —hago una pausa—. O hasta que logres perdonarte, lo cual es bastante difícil.
—¿Por qué es tan difícil? —pregunta Alice.
—Por ejemplo, si tu mataste a alguna persona, pero no querías y te sientes culpable —ambas están concentradas en lo que digo—, si revives esa acción una infinidad de veces, en lugar de sentirte mejor, será todo lo contrario, la culpa incrementará siempre, y no podrás perdonarte.
—Pero si no matas a Isabella y Aro ¿Cómo revivirán lo que sea que se arrepientan?
—Yo los llevaré, Rose. Y los dejaré en las habitaciones. Al menos de Aro sé que sí se arrepiente de algo y de Isabella, le haré ver sus peores miedos.
—Y si matas a Caius ¿También irá al infierno? —pregunta Alice.
—No precisamente, es como si estuviera en el limbo. No estaría en el cielo, pero tampoco en el infierno. Ese lugar es el limbo, pero solo para los seres sobrenaturales. Se eliminan toda clase de poderes y quedan como humanos, solo que sin necesidad de comer o beber, solo existen en la nada.
—No me imagino estando allí, pero tampoco en el infierno —dice pensativa Alice.
—Les contaré un poco de mí historia, pero antes... —acerco mi manos a Rose, tomándola por la cabeza. Ella se queja un poco de dolor.
Me separo y ella no se mueve ni emite sonido alguno, hasta que posa su mirada en mí, con los ojos cristalizados.
—Fuiste tú —susurra. Yo muevo mi cabeza de arriba abajo con una sonrisa en mis labios.
