Capítulo 20

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A pesar de mi insistencia en querer abrir mis ojos, estos no ceden, como si tuvieran mente propia y me dijeran, "Ignis, vuelve a dormir"

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A pesar de mi insistencia en querer abrir mis ojos, estos no ceden, como si tuvieran mente propia y me dijeran, "Ignis, vuelve a dormir".

Las voces a mi alrededor se vuelven más claras y cercanas, así que dejó de luchar ante mis instintos somnolientos, pues siempre que mi padre me lleva al infierno, termino cansada de sobremanera. Me concentro que lo que estén hablando,

—¿Por que no despierta? Ella no puede morir —puedo percibir la voz de Rosalie y parece ser que está hablando entre sollozos.

—Perdóname, Ignis —dice Edward—. Sé que estás enojada, pero eres el amor de mi vida. No me puedes dejar, yo te amo.

—Rosalie, Edward, ella no está muerta, ¿qué no escuchan su corazón? —cuestiona Carlisle y su voz se escucha divertida.

—Pero no despierta —ahora es Alice la que habla—. Tenemos que hacer algo. Ella es nuestra mejor amiga.  ¿Quién matará a Bella y Aro? ¿Quién comerá cuando no es el momento? ¿Quién hará sus entradas y salidas con tanto estilo?

—¿Quién les dirá que son unos idiotas? —la secunda Rose—. ¿Quién quitará la cara de vagabundo triste y suicida de Edward? ¿Quién...? —no las dejo continuar porque no puedo evitar soltar una carcajada.

—Tranquilas, siempre estaré con ustedes, a menos que no lo quieran —dije entre risas viendo a todos, los cuales negaron. De repente siento como se abalanzan tres cuerpos hacia mi.

—No vuelvas a hacer eso —dice Edward.

—¡Quítate, Edward! ¡Que no se te olvide que ella sigue enojada contigo! —sonrío.

Puedo ver un par de lágrimas caer por las mejillas de Edward mientras agarra mi cara con ambas manos, ignorando a Rose y apartandola un poco, haciendo que lo vea a los ojos—. Tenía mucho miedo de perderte —amo mucho a Edward y le podría perdonar casi cualquier cosa, pero haré que se esfuerce por compararme.

—Pensé que me dejabas —dice Rosalie en cuanto quita a Edward.

—Me alegra que estés bien. Por cierto, aún dormida te vez hermosa —yo sonrío y le doy un abrazo a Alice.

—Si no les molesta ¿me dejarían cambiarme? Mientras pueden bajar a comer —los Cullen y Denali asienten, pero los demás me ven con confusión.

—Ignis hizo que pudiéramos comer comida humana —Edward les dice a los demás sin dejar de mirarme.

—Y ahora, ustedes también podrán hacerlo —digo con una sonrisa—. Pero los quiero fuera de mi habitación —en menos de un segundo, casi todos habían desaparecido del lugar, el único que seguía aquí en la habitación, es Edward.

—Creo que debo pedirte una disculpa —empieza a decir y puedo notar su nerviosismo.

—¿Crees que debes pedirme una disculpa? Entonces no estás seguro —digo con las cejas levantadas y él rápidamente niega.

—No, no. Yo quiero pedirte una disculpa. Perdóname, Ignis, por todo. Sé que no debí compararte con ella, ni con nadie. Es solo que me preocupo por ti. No quisiera que nada te pase —agarra mis manos con temor a que lo rechace, pero no lo hago. Sé que está hablando con sinceridad y esa es una de las cosas que más aprecio.

—Me hiciste sentir muy mal, Ed, y tendrás que esforzarte por ganarte mi perdón. No te puedo perdonar de una día para otro.

—Lo entiendo, pero te aseguro que haré todo lo posible para que me perdones —me da un beso antes de irse de la habitación.

Lo cierto es que ya lo perdoné. Sé que está arrepentido, pero dejaré que sufra un poco.

 Sé que está arrepentido, pero dejaré que sufra un poco

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Narrador Omnisciente

Volterra, Italia

Aro, Caius y Marcus se encontraban debatiendo sobre la humana que ahora se encontraba transformándose. Mientras la guardia estaba en sus lugares, escuchando todo.

—¿Están seguros que tendremos el tiempo suficiente para que pueda controlar su don? —pregunta el rubio Vulturi con preocupación, ya que según ellos, la nueva neófita será su arma para salir ilesos.

—Maestro, la mordí ayer a medio día, ella despertará mañana y tendremos todavía una semana y media para que pueda controlar su don —dice la pequeña rubia de ojos rojos, Jane.

—Tranquilo, Aro —habla Marcus—. Será el tiempo suficiente para que pueda controlar su don. Es muy fácil, en especial si su incentivo es matar a mi señora.

—¿Por qué la tratas con respeto? No lo merece, no es superior a nosotros —espeta Caius con enojo.

—Eso no importa —habla el líder de los Vulturi—. En cuanto despierte nuestra querida Bella, Ignis no nos podrá dañar y nosotros podremos acabar con ella sin esfuerzo.

—En caso de que fallemos —dice Marcus—. El señor Lucifer tendrá los dones de Alec y Jane —los nombrados se tensaron, los das vampiros sabían que ese era un mal trato—. Y nos matará mi señora.

—No lo haremos —abla seguro Aro—. Aún no concibo la idea que el señor Lucifer haya aceptado que podamos matar a su hija.

—¿Qué esperabas del diablo? —dice el rubio con una sonrisa burlona. Los demás solo están expectantes ante la charla, sin que ninguno sepa que dos o tal vez tres de ellos no estarán de su lado.

Aburrido este capítulo

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Aburrido este capítulo.
Pero todo es parte de la historia.
Saludos.

Jocelyn C.

Mi compañera Demonio «Edward Cullen» Where stories live. Discover now