Cap 28/ ~Cama compartida~

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El viaje de regreso no ha sido la gran cosa, al parecer nadie tenía los suficientes ánimos para sacar un tema de conversación. Yo ni siquiera quería interactuar con Guzmán porque sentía haber tenido suficiente de él en este día . No quiero ser malagradecida ya que él había sido muy paciente al momento de enseñarme todo sobre la equitación. Fue tan divertido tratar con caballos.

Owens estaba muy extraño, más de lo habitual, admitiré que su voz llegó a irritar a mis oídos y su perfume a mi olfato. Quise intervenir en algunas ocaciones y detenerme para intentar hablar con él, la cercanía era algo inaceptable que ya no pensaba tolerar; sin embargo, el señor había pasado de mí todo el tiempo y sólo a soltado su estúpida línea de: "No estamos solos".

Charlatán.

¿Le divertía jugar con n su papel?

Más le vale que no me entere.

A la hora de conducir fue imposible pasar en alto su indiscreción al observar mis movimientos. No iba robar su auto o sacar una daga para matarlo ahí mismo, seguramente esas eran sus opciones. Me sentía como la novia de un mafioso y estoy segura que estaba más vigilada que obra de arte en un museo.

— ¿Guzmán? — una voz hace eco entre el pasillo y no es difícil reconocerla—¿Eres tú?— se trataba de la señora Owens.

— Sí, madre— responde con voz suave. — estamos de regreso.

Al instante aparece Fabiola y no llega con las manos vacías, camina con dos tazas de té sobre una hermosa bandeja de plata, brillaba más que mi futuro y eso estaba claro.  Guzmán se acerca a su madre y la saluda con un beso en la mejilla, hago lo mismo cuando estos se separan y luego vuelvo a colocarme junto Guzmán.

— ¿Tienen hambre ?— sonríe  plácidamente y discretamente observó cómo se le achinan los ojos.

Luce muy adorable.

Guzmán coge una de las tazas mete la mano en el bolsillo trasero de sus pantalones y saca su móvil con una llamada entrante.

— Tengo que atender— levanta el teléfono y lo agita para darle atención. Coge la llamada y sólo se hacen esperar segundos para que comiencen un diálogo.

Fabiola se acerca a este y ambos se susurran algo. Como una niña pequeña intento hacer que mi sentido auditivo se expanda y escuche lo que estos dos hablan en secreto. Existen momentos en los que tan sólo soy una chica de 23 años.

— Está bien— Faviola asiente con delicadeza— Estás en tu casa— agrega.

Guzmán abandona la habitación y lo observo desaparecer completamente al subir las escaleras. La señora Owens se acerca y toma asiento en el sofá más pequeño,  acto seguido, da pequeños golpes sobre otro sofá y  hace señas para tomar asiento junto a ella.

— Charlemos un poco, querida— sugiere.

Con una hermosa sonrisa en el rostro la señora Owens intentará conseguir detalles e información de lo que vino a ser nuestro día al aire libre, no tenía que recurrir a mi sexto sentido para notarlo.

— Los Gordon tienen establos hermosos ¿no es así?

— Sí, muy lindos — Hermosos.

SÓLO ES MI JEFEWhere stories live. Discover now