Xiao Zhan es un omega de 25 años, está en su último año de universidad. Es un omega alegre, hermoso, inteligente, talentoso, pero sobre todo único en su especie aunque debe ocultarlo de la sociedad. Pero no por mucho tiempo.
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En la mañana siguiente Zhan le contó a Yibo absolutamente todo, el mayor quedó sorprendido. Tanto problema por un pequeño grupo de personas desadaptadas, se supone que ya no están en la edad media, o en donde todos eran religiosos en extremo y te mataban en una plaza frente a todos por no creer lo que ellos creían.
La parte que le llenó de emoción fue saber que tenían que pasar por todo eso, para poder vivir juntos tranquilamente. También le encantó saber que podría tener hijos gemelos, siempre quiso "cachorros". Pero no estaba seguro de si ya era tiempo.
Ese deseo de tener a un pequeño niño en sus brazos aumentó demasiado. La única diferencia sería que en vez de uno, serían dos pequeños angelitos parecidos a Zhan.
Yibo a las 6 am llevó a Zhan a su casa, para que se duchara y cambiara. Después de todo tenían trabajo. Y aunque él era el jefe, no podía faltar, su conciencia no se lo permitía.
Y no lo llevó al trabajo para poder planear algo especial, quería pedirle una relación seria, que sea su novio. Era muy poco tiempo para pedirle matrimonio.
Ser el dueño de la empresa le facilitaba todo, en tan solo dos horas pudo arreglar la oficina de reuniones, aquella sala donde se hacían grandes conferencias, y donde se celebraba el cierre de un buen contrato.
Todo estaba adornado, contrató a ciertas personas para ello y pidió ayuda a sus amigos. Jiyang, que casi le da un infarto, pero aun así le ayudó, a Xiyang, un alfa que conoció hace dos años en una pelea de un bar, y a Xiuyang, otro alfa que le rompió el parabrisas de su auto, por pensar que él estaba con su omega, pero solo era su empleado.
Así de locas comenzaron sus grandes amistades. La de Jiyang fue la más alocada, cuando Yibo se graduó, recibió las empresas con gusto, en su primera semana de trabajo hizo un casting para nuevos modelos.
Le cogió de sorpresa que un omega haya interrumpido gritando y maldiciendo a los guardias por no dejarlo entrar, era un participante, pero no había llegado a tiempo. Y como ya habían comenzado con el casting no le dejaban entrar.
Entonces furioso se paró bien derecho y golpeó a los dos betas que le impedían el paso. Luego Yibo se acercó al omega para decirle algo y le cacheteó. Todos se quedaron en silencio y el alfa con una mano en su mejilla.
―¡Lo siento! fue por puro impulso, pensé que eras otro guardia―se disculpó Yang. Solamente no le mandó a la calle porque su belleza en ese momento le cautivó.
―Yibo está todo preparado, pero te recomiendo que invites a sus amigos de la Universidad― le habló Jiyang cuando se cruzaron entre tanto ajetreo. ―Si quieres yo puedo ir a por ellos, entraron a las 7, ya falta media hora para las 8.
