14: Al fin.

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   Lo abrí. Con la misma letra negra, decía:

   Las lágrimas me asomban a los ojos, se me había hecho un nudo en la garganta

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   Las lágrimas me asomban a los ojos, se me había hecho un nudo en la garganta.

   – ¡Estuvo allí todo el tiempo! ¿Qué habrá pensado de mí?


   Denki tomo la nota y soltó un suspiro.

   – Ya te lo decía yo. Si es que no tienes remedio. ¿Cómo es que no te diste cuenta?


   Con los dedos temblorosos, le pasé la otra carta.


   – Era una especie de velada medieval, un anuncio... Ni siquiera lo recogí del suelo...

   De repente vi el panfleto amarillo exactamente como apareció sobre la moqueta azul. Lo vi con total exactitud, incluida una minúscula esquina blanca que sobresalía por debajo. ¿Cómo no me di cuenta?

   – Supongo– dijo Denki– que estabas cansado, que no prestaste atención, que tenías la cabeza como un bombo de tanto hablar de Dabi y Momo. Tal vez se pasó la mitad de la noche esperando que lo llamaras. Por Dios, Izu: llama a los Magiklic y consigue su teléfono ya mismo.

   – Amajiki, querrás decir. Pensará que soy un...

   Llegados a este punto salió Eijiro de la ducha, y Denki lo puso al día.

   – Ya te lo decía yo ¿no? Ya sabía que le gustabas. Estaba clarísimo.

   No dije nada. Ya estaba llamando a los Amajiki, pero no había nadie. Llorando tiré el móvil.


    – ¿Qué demonios pasa con esa gente? Entiendo que Tamaki haya salido, pero ¿sus padres? ¡Si son más viejos que los míos! ¡Se supone que han de estar en casa, viendo la tele!

   – ¿Cómo es que no tienes su número?‐ dijo Eijiro– Pensé que lo habías llamado la semana pasada.

   – Pues claro que no lo llamó. Lo que pasa es que apuntó el número en un periódico, y todos han ido a parar al contenedor de reciclaje.

   – Puede que no todos. Un momento...

   Volvió al cabo de un momento con una sonrisa enorme, un plátano casi negro, un cuenco de Pot Noodles y dos ejemplares del Yomiuri Shimbum.

Please, be my boyfriend.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora