Capítulo 3 - Comienza el Infierno

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Un fuerte e inesperado ruido fue lo que me despertó la mañana siguiente. Pero no tuve tiempo ni para averiguar de dónde provenía para saber que me tenía que apurar.

Comencé a levantarme de mi cama sin estar del todo despierto aún, pero me tenía que mover. Tenía que pararme. Tenía que vestirme. Tenía que prepararme. Diablos. Tengo mucho sueño. ¿Dónde está mi ropa? ¿Y mis zapatos? ¿Qué ropa tengo que ponerme igual?

Me encontraba realmente confundido, y no podía evitar pensar que en cualquier momento iba a aparecer el general Aizawa y yo iba a estar sin ropa. Mire a mí alrededor buscando algo que me ayudase a calmar mis nervios. Mis compañeros se encontraban bastante nerviosos también, algunos más vestidos que otros. Algunos hablando más emocionados que otros. Pero realmente nadie parecía muy seguro de sus acciones.

Nadie excepto un par de personas, entre ellas el chico rubio que se encontraba a mi lado.

Él ya tenía puesto su uniforme, y no solo eso, había arreglado su cama para pararse firmemente a los pies de la misma con las manos en la espalda.

Creo que noto mi mirada, porque miro arriba de sus hombros para verme y dedicarme una expresión altanera, claramente me está subestimando.

Y eso no lo podía permitir.

Termine de ponerme mis pantalones, porque si algo no iba a ocurrir es empezar el entrenamiento en bóxer. Luego, termine de vestirme para arreglar mi cama y colocarme al igual que Bakugou a los pies de mi cama.

Termine rápidamente y le dedique una merecida sonrisa juguetona al chico a mi lado. Quién se limitó a lanzar un pequeño bufido, y volver a concentrar su atención en la puerta.

No pude evitar sonreír ante su reacción. Después de todo, aunque dijo que no quería involucrarse con otros, sí que prestaba atención.

Pero antes de poder hacer algún comentario el fuerte ruido que hizo la puerta al ser azotada contra la pared cuando se abrió, llenó de silencio el edificio.

-Bien mierdecillas ¿Están listas? – Dijo apenas entró Aizawa, a lo que en respuesta se escucharon algunos sí. – Dije si están listos mierdas o acaso quieren perderse su almuerzo para terminar de prepararse.

-SEÑOR, SI, SEÑOR – se escuchó con gran fuerza. A pesar de que el general no gritaba enfurecido como todas las películas de militares me hacían creer que se hacía, su tono patoso pero penetrante me causaba mucho más miedo.

-Hoy van a conocer como son las cosas aquí – comenzó a decir el general mientras caminaba por el pasillo, observándonos a cada uno. – Si prestaron atención ayer o no son lo suficientemente tontos para olvidar lo que dije, esta academia es especial. No solo por ser la mejor a la hora de entrenar solados, sino porque todos los profesores son veteranos que han estado en batalla. Son héroes que han estado en verdaderas batallas, a las que ustedes irán e intentarán sobrevivir a los primeros 5 minutos. Y les aseguro que al menos la mitad lo hará– Mientras caminaba sus ojos no transmitían duda acerca de la verdad de sus palabras, y tragué saliva mientras él le daba una rápida revisada a cada uno de nosotros al igual que a nuestras camas. – Así que tendrán al mejor equipo para adiestrarse en ganar batallas. –Hizo una pequeña pausa y prosiguió con un tono más desinteresado. – Hoy normalmente se les daría una vuelta para que conozcan las instalaciones, a los profesores y lo dura de las lecciones. Pero no creo que hagamos eso

Una mano se levantó rápidamente después de esas palabras, era el chico de lentes creo que su nombre era Tenya Ida.

- Señor, ¿A qué se refiere señor? ¿No procederemos de la forma usual señor? – preguntó energéticamente el chico.

Luchemos JuntosOnde histórias criam vida. Descubra agora