Capítulo 8 - Bakugou Katsuki (1)

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(Capítulo especial contado por Bakugou)

¿Mi primer recuerdo?

Porque me iba a acordar de algo tan inútil.

Puede que haya sido de pequeño cuando jugaba junto a Deku y el resto de los chicos del barrio. Siempre jugábamos a los soldados, después de todo, es época de guerra en la que vivimos. Y yo era siempre el líder, por supuesto.

Otro primer recuerdo pudo ser junto a mi familia mientras mis padres se gritaban, bueno, mejor dicho, mientras mi madre le gritaba a mi padre. Siempre discuten, sean cuestiones grandes o pequeñas, casi siempre las cosas terminan bien de todas formas. Es una pena que las pocas veces que no terminan bien son las que mejor me acuerdo. Aprendí bastante rápido que mi familia era buena utilizando explosivos (no de buena manera claramente). También aprendí que no siempre los usaban con mucha precaución, así que yo tampoco lo hacía.

No sé si contará como mi primer recuerdo, pero mi admiración hacia los héroes es algo que siempre ha estado conmigo. Y habló de héroes reales. Personas que demuestran valor, y con fuerza y sacrificio luchan hasta el cansancio por nuestra defensa. Siempre he idolatrado la idea de poder vencer a cualquier enemigo.

No es que este a favor de la violencia, pero a esa edad, no entendía la diferencia de luchar para proteger y luchar para atacar. O tal vez sí la entendía, pero no quería reconocerlo.

Tal vez sea por eso, o no, pero yo era un gran practicador de la violencia.

En vez de considerar a la violencia como algo evitable y de último recurso, lo consideraba un método para conseguir lo que quería. Yo era más fuerte que los demás, o al menos eso creía, tenía derecho a las cosas que los débiles no podían conseguir.

Yo era fuerte.

Yo iba a ser el soldado número uno.

No sé cómo podía estar tan seguro de mí mismo.

Recuerdo el día que aprendí lo débil que era. Era otra tarde como cualquiera, no quería meterme en problemas demasiado obvios para que no afectará mi fututo como soldado así que estaba con mis compañeros en un callejón, algo oculto de los demás.

Un soldado enemigo cubierto de lo lodo surgió de la nada y me atrapó. Me tenía sujeto del brazo y de la cara, el barro en su brazo escurría hasta llegar a mi nariz y boca. No podía respirar. Cada vez que inspiraba aire, esa sustancia marrón, verde y olorosa entraba por mis fosas nasales o por mi garganta, ahogándome.

Me resistí. Claro que me resistí. Pero no era suficiente, el enemigo era todo un villano que me tenía como un rehén y yo no podía escapar.

La suplica me parecía eterna, no podía creer que estaba perdiendo. Aunque eso no era lo importante, en ese momento lo único que quería era ser salvado. Que alguien me ayudara. Quien sea.

Bueno, quien sea menos el maldito de Deku.

Lo único que logré al ver como el chico al que yo había atormentado se lanzaba a salvarme lleno de lágrimas fue aumentar mis sentimientos de impotencia y auto desprecio.

Por suerte, después del intento del brócoli con patas, un verdadero héroe me salvó. Y obviamente tenía que ser aquel al que yo más admiraba, para acrecentar mi vergüenza.

Ese día aprendí mucho. Tanto sobre mí mismo, acerca de mis debilidades y fallas como también de la forma en que funciona el mundo.

Aprendí lo frágil que eran las relaciones que había establecido durante mi vida. No requirió mucho para que me dejaran, asustados y sin pensarlo dos veces. Aunque justificándolos, yo tampoco miré hacia atrás cuando les di la espalda al irme de ahí.

Luchemos JuntosWhere stories live. Discover now