Mi novio zombie

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Le dije que lo amaba, pero me rechazó. Bueno, yo no lo expondría de esa manera, más bien no estaba preparado. Pero yo le ayudaría a estarlo, porque soy una buena persona.

Era de noche cuando decidí visitarlo, me había colado por la ventana de su casa. Su respiración era música para mis oídos; todo en él me encantaba, de pies a cabeza. Era hermoso, perfecto.

Lo apuñalé en el corazón, y eso lo despertó; su rostro reflejaba confusión y dolor, pobrecito.

—Tranquilo, cosito lindo —susurré en sus oídos mientras acariciaba su cabello—. Cierra tus ojitos, pronto los volverás a abrir. Por ahora, descansa.

Lo arrastré hasta mi coche y lo conduje a una cabaña abandonada. Ahí esperaban pacientes mis preparativos para el ritual. 

Una vez llegamos, dirigí el cadáver hacia el centro de la casucha, ubicándolo justo en el medio del gran símbolo que había dibujado con sangre de vírgenes. Y entonces empecé la ceremonia; encendí las velas negras que contorneaban el círculo, y sacrifiqué a las demás chicas que tenía atadas alrededor del salón.

Transcurrieron algunas horas, pero al amanecer, justo como me lo había prometido la bruja, mi amado abrió los ojos. Tuve que encadenarlo y ponerle una máscara a pedido de la hechicera, pues me advirtió que podría volverse un poquito violento, pero había valido la pena. 

Ahora lo tenía frente a mí, su fornida figura me cautivaba más que nunca. La cercanía de nuestros cuerpos encendía cada fibra de mi ser.

¡Maldita sea! ¿Por qué tenía que ser tan hermoso?

Por fin seríamos felices para siempre, justo como lo habíamos soñado.

Oneshots y MicrorrelatosWhere stories live. Discover now