La gente interpreta la obsesión como algo malo, algo peligroso. En mi caso, pienso que la obsesión es hermosa. Yo no me enamoro, yo me obsesiono, y así lo hice. Me obsesioné de alguien peligroso, de alguien con trastornos mentales más peligrosos que los míos. Mi tratamiento disminuyó cuando le conocí, sin embargo, manipulé su mente sin saber qué o cómo lo hacía. No tuvo un buen final. La pregunta era simple: ¿Quién manipulaba a quién? Se prohíbe la copia o adaptación de esta historia sin permiso explícito de la autora.Todos los derechos están reservados. ©