Tengo versos que saben a café sin azúcar. Versos rudos y rebeldes como perros con rabia a los que a veces suelto para que muerdan. Tengo versos salados y amargos como el café negro. Versos que gritan. Versos que rompen. Si tienes el valor de acariciar mis versos, quizás les pida que no te muerdan tan fuerte.