La ciudad

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La ciudad tiene todo lo que necesita el ciudadano:
charcos profundos en los que puedes hundirte y desaparecer de las calles para aparecer en las cunetas.
Edificios muy altos como torres de Babel
desde los que uno puede tocar el cielo para dejarse caer y subir definitivamente.
Focos brillando en el capó de un carro
como luces de un quirófano
frente a las que morir y renacer indefinidamente.
Calles estrechas para cabezas pequeñas
donde no caben grandes ideas.
Una farola que alumbra como una isla
mientras en el océano un ruido incesante silencia los gritos.
Un gato maullando una oración fúnebre para los que no llegaron a misa
y una constante compra y venta de absoluciones en la iglesia del centro
que ahora cura con billetes los pecados,
mientras una empresa nueva cae y otro cupo vacío aparece en el cielo.

CAFÉ SIN AZÚCAR Where stories live. Discover now