Ahi está ella, sola triste y acongojada Sentada en aquel banquillo de plaza Con la mirada perdida, con su mano en el pelo, como dibujando ondas que confusas se enredan.
La observo distante callado a lo lejos, me pierdo en el blanco de su ropa y en el rubio de su pelo.
Me sorprende en uno de esos intentos cuando a lo lejos la observo, me siento perseguido y trato de disimular como si estuviese leyendo.
Me disfrazo de intuición como para salir ileso del incómodo momento, se acomoda el pelo, sé sienta de lado y ahora soy yo el observado pero intento no caer en el mismo juego.
Todo va bien hasta que se sienta un chico a su lado, el chico la besa y se van juntos tomados de la mano.
Todo queda en nada solo nos quedamos en un juego de miradas, mientras yo salgo ileso en la última jugada, ella sonríe para pasar desapercibida de la triste Ilíada.
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