Se hace complejo el momento cuando no están las palabras que deseo decir, quisiera hacer el mínimo de los intentos, pero no me perdono el perderte a ti.
Cómo pudo suceder algo así, se veía tan fuerte y sólido nuestro amor que jamás me esperé algo de mí parte tan vil.
No tengo las palabras correctas en este momento, pero es mejor que te marches porque es tiempo de dejar las cosas tal como están, no tengo nada que decir y llorando nada se solucionará.
Decepción, quizás es la única palabra que tengo para mí mal proceder, jamás había pasado por mi cabeza ser infiel, es algo nuevo para mí, dije que nunca haría algo así y resulta que soy el peor de los hombres para ti.
No tengo perdón ni olvido, esta situación se termina aquí y de aquí en adelante me haré una promesa a mi mismo, haré un voto de castidad si es necesario, no puedo permitir que sufra otra mujer por mi mal prontuario.
Espera a que cierre los ojos y te puedes marchar, así haré de cuentas que nunca debí cometer este error, no diré ni una palabra más, mi castigo más severo la soledad me lo a de dar.
Mi castigo debe ser el destierro perpetuo, nadie es merecedor de esta condena más que yo, seré juzgado y enviado al desierto, dónde la soledad ni el silencio han podido llegar con su voz.
Mi voz acallará de mi mente los lamentos, para escuchar desde mis adentros aquél llanto que hoy me condena a vivir en este infierno, es lo que menos como hombre infiel merezco.
No sé cuánto tiempo dure mi condena, ante mi falta debería ser eterna, jamás me perdonaré el sentir está pena, el acto está cometido y no hay peor condena que el olvido.
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