No me daré por vencido cuando el peso del mundo recaiga sobre mí.
Las heridas serán mi castigo, mi llama encendida de la cuerda floja donde debo coexistir.
No detengas el flujo sanguíneo que brota de mi mente, este río de sangre me mantendrá vivo, en alerta cuando quiera llegar la hora de mi muerte.
Muerte; quieres venir sobre mi, pero no te molestes, ya soy un esqueleto inerte que deambula a paso inerte sin sentido de vivir, aunque para mí vivir es estar viviendo mi propia muerte.
Detente; no te acerques, no ves que estoy hablando con la vida, me quiere hacer una propuesta, pero la bloquea mi mente, mi alma quiere intervenir, pero recuerda que ya está muerta.
Soy un alma en pena, un río donde me dejo caer y las piedras recorren mi cuerpo surcando heridas, puedo verlas, puedo sentirlas, me siento vivo, pero mi alma no está viva.
Están todos mis sentidos alerta, aunque falta uno que no quiere darme una tregua, está decidido a que el río se lleve la pena que pesa como el peso del mundo sobre mis hombros.
Aún no me doy por vencido aunque no tengo a favor mis 5 sentidos, queda un sexto que me mantiene en velo, no se a dado aún por vencido y yo aquí caminando entre círculos de fuego para quemar el pasado ajeno que el peso del mundo trajo consigo.
El insomnio es el destinatario que cada noche recibe las cartas vacías que escribo, sabe que por la cuerda floja camino, caminando por la cuerda floja vivo por si afloja el hilo que cortará mi piel en cinco sentidos, más uno que se debate en seguir vivo.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.