Un golpe en la puerta hizo que me levantara de inmediato de la cama, donde aún seguía tirado, sin haber podido dormir en toda la noche básicamente, solo de a ratos y muy poco. Creí que tal vez sería Tomás, quien había olvidado sus llaves pero no.
Apenas abrí me encontré con Nathan.
— Oye, ni te has vestido todavía — me miró de pies a cabeza. — ¿Vamos al hospital juntos? — preguntó.
Recién ahí caí en cuenta del horario. Pero ni ganas de ir a la universidad tenía. Y no me importaba tampoco. Ya no.
— ¿Está enfermo, amigo? — preguntó una vez más Nathan. — ¿Y Tomy?
Y entonces no me aguanté las ganas de llorar al escuchar su nombre. Yo que nunca lloraba, y menos por un chico, no pude evitar dejar escapar unas lágrimas frente a mi vecino. No, no solo mi vecino. Mi amigo. Porque enseguida lo abracé para esconder mi lamentable rostro apenado. Realmente necesitaba un abrazo.
— Diablos, ¿qué te pasó? — le escuché decir mientras palmeaba mi espalda. — Olvida el hospital, me quedaré contigo.
Me llevó adentro de mi departamento y cerró la puerta.
Cuando pude recuperar más o menos la compostura, limpié mis ojos y le conté lo que había sucedido.
— Tomás terminó conmigo. Anoche. Se fue con unos amigos y no ha vuelto. Ni siquiera sé dónde está.
— ¿Qué? ¿Por qué? — preguntó sorprendido.
Lo puse al tanto de todo. Le conté todo desde que me fui a mi pueblo y volví hasta entonces. Nate se quedó pensativo un momento. Él también parecía estar tan desconcertado como yo por cómo había pasado todo tan rápido.
— No entiendo — habló luego de escucharme. — Me parece que hay algo más. Él te ama. Se le notaba y mucho. Hasta daban asco de lo tierno y cursi que se veían juntos.
— Quizás exageramos como dijo él, nos dejamos llevar, yo qué sé — me encogí de hombros.
— Claro que no, tú lo amas. Eso lo sabes por seguro ¿Verdad?
— Pero él dijo que no me ama a mí, o que no estaba seguro. Como sea, prefirió terminar que buscar una solución al problema.
— No, no, aquí hay algo más. Estoy seguro. No te preocupes, lo averiguaré — dijo marcando en su teléfono.
— Oye, no. No creo que le agrade que te metas en el medio. Va a ser peor. Aparte si no me lo dijo a mí, por qué te lo diría a ti.
— Porque yo siempre me salgo con la mía ¿No se nota acaso? — sonrió. — De todos modos voy a llamarlo para saber dónde anda. No puede irse toda la noche y no dar señales de vida.
— Tiene 18, puede hacer lo que quiera.
— Me importa una mierda — respondió y enseguida ya estaba llamándolo. Nate siempre había sido un metido pero esta vez lo dejé serlo. Necesitaba saber de Tomás. Al menos saber que estaba en algún lugar seguro y salvo.
La llamada sonó y sonó pero él nunca respondió. El correo de voz apareció y Nate no dudó en dejar un mensaje.
— Oye, mocoso, coge el maldito teléfono y da alguna señal de vida. Estamos preocupados por ti. ¿Cómo vas a desaparecer toda la puta noche luego de terminar con mi amigo así como si nada? Por cierto, soy Nathan. Vuelve a casa de inmediato, tonto — finalizó y luego colgó.
— Dudo mucho que te responda si le hablas así.
— Pues que se joda. Ya me está haciendo enojar. ¿Cómo te va a dejar así?
![](https://img.wattpad.com/cover/250526889-288-k372229.jpg)
YOU ARE READING
El chico que amo
RomanceIgnacio es un chico tranquilo, algo callado y solitario que está terminando la universidad y solo piensa en la futura vida profesional que siempre soñó. Pero en su último año de estudiante se ve obligado a buscar un compañero de piso y compartir el...