23 | El tiempo es oro

3.7K 408 140
                                    

Después de varias noches de dormir solos, allí estábamos otra vez. Tomy y yo, juntos, apretados e incómodos en mi cama, pero felices. Creo que esa noche fue la más especial de todas para mí porque fue cuando confirmamos nuestro amor, cuando decidimos a comprometernos a luchar por lo nuestro dando lo mejor de nosotros. 

Había extrañado tanto besarlo, tenerlo desnudo debajo de mí y hacerle el amor. 

Me juré a mí mismo que le haría el amor todas las noches posibles por el tiempo que me quedaba allí. Lo íbamos a aprovechar al máximo. El tiempo ahora era oro para nosotros a partir de entonces. 

— Amo esto — comentó recostado sobre mi pecho como le gustaba a él. Era ya re tarde pero no queríamos dormir. Hacernos mimos era más importante. — Fue difícil resistirme y evadirte estos días — rió luego. 

— Me imagino, yo también te hice lo mismo primero ¿Recuerdas? Y también me costaba mucho mantenerme alejado. Pero no me duró mucho. Ni a ti. 

— No servimos para intentar alejarnos, claramente. 

— Cierto, y eso me da la seguridad de que estaremos bien cuando yo me vaya. No dejaremos que la distancia se meta entre nosotros — lo apretujé más contra mí y dejé un beso en la frente. A continuación Tomás decidió cambiar de posición y se colocó arriba mío. 

— Quizás la distancia no sea un problema. Pero hay otra cosa que sí me da miedo — comentó con una sonrisita. 

— ¿Qué cosa? 

— Mi hermano — respondió entonces y yo reí. — Todavía sigue sin saber de nosotros pero planeo decirle mañana mismo. ¿Estás preparado para ese desafío? Porque se puede llegar a poner muy feo.

— Mmm — me hice el que dudaba. — Soportaré lo que ese tonto diga. No me importa — añadí al final. 

— Sabía que dirías eso — respondió y me besó. 

Y así seguimos el resto de la noche, entre besos y caricias. Nos quedamos dormidos super tarde y levantarnos temprano a la mañana siguiente para cumplir nuestras responsabilidades fue una tortura pero no nos arrepentíamos de nada. 

Desayunamos juntos y salimos juntos de casa. Queríamos estar así el mayor tiempo posible. 

En el pasillo Nathan y Liam estaban esperando el ascensor. También salían juntos ese día y nos encontramos entonces los cuatro esperando para bajar. 

— Parece que todo volvió a la normalidad en el departamento vecino, amor — comentó Nathan a su novio mientras nos miraban curiosos como nos tomábamos de las manos. — Gracias a nosotros — presumió luego.

— Claro, que sería de mí sin ti — le respondí yo con ironía pero la verdad si estaba agradecido con Nate, con mi nuevo amigo, por todo el apoyo que me había estado dando. Se podría decir que el idiota ahora sí me caía bien. 

— Me encanta cómo se ven juntos, por favor, ya no se peleen más. Me tienen harto — rió Liam. 

— Eso no pasará — habló Tomy mirándome con dulzura. Yo le sonreí y pasé la mano por su cabello. 

— Qué cursis. ¿Y cuándo será la boda, eh? — bromeó Nathan. 

— Después de la de ustedes — lo desafié. 

— Esperen sentados varios años más entonces — dijo Liam. La puerta del ascensor se abrió y él entró. 

— Tampoco taaantos años — respondió Nathan siguiendo a su novio.

— Claro que sí. Ni siquiera te has graduado, todavía somos estudiantes. No digas estupideces — lo regañó Liam. 

— Oye, ¿Y eso qué tiene que ver? Ya llevamos dos años. ¿Cuánto más quieres esperar? — siguió protestando el otro. 

El chico que amoWhere stories live. Discover now