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Si creí que mi relación con Tomy iba a cambiar después de nuestro "beso de prueba", a ponerse rara o incómoda, me equivoqué totalmente. 

Todo estaba igual. Nos hablábamos y tratábamos igual que siempre. 

Eso se suponía que debía ser bueno pero la verdad me dolía que haya pasado solo como un suceso más entre nosotros. 

Yo no podía dejar de pensar en ese beso, de soñar con ese beso, de morirme de ganas por darle otro. 

Estaba empezando a pasarla muy mal cada vez que lo tenía cerca. 

Ese domingo, un día después de lo que hicimos, me desayuné con la sorpresa de que su papá y uno de sus hermanos vendrían a visitarnos ese mismo día. Como Tomy no fue a casa ese finde, ellos decidieron venir a verlo y se quedarían a cenar. 

Era la primera vez que venían con la intención de quedarse. Ya había visto varias veces a Cristian, el padre, cuando lo traía a casa luego de sus regresos a la ciudad, pero nunca me había sentado a charlar con él realmente. Ni hablar de su hermano a quien no conocía. 

Yo propuse dejarle la casa para que disfrutara con su familia e irme con Martin o Alan, pero Tomás insistió en que me quedara. 

La verdad apreciaba que me incluyera en la cena pero yo no tenía muchas ganas de sentarme en la mesa con la familia del chico que me tenía como loco, pretendiendo que no le había comido la boca el día anterior. Era demasiado para mí. 

No obstante, terminé accediendo. Me lo había pedido con tanta dulzura que no pude rechazarlo. 

— Mi hermano Benja puede ser un poco...denso, así que no le hagas caso si empieza a molestarte — me advirtió esa noche mientras los esperábamos y yo lo ayudaba con la cena. 

— ¿Y con qué me iría a molestar? De todos modos ya estoy acostumbrado. Lidio con el idiota de Nathan a diario en la universidad — respondí y el rió. 

— Bueno...es que...no sabe que eres gay — confesó algo preocupado. — Es que es algo tradicional y por eso no le dijimos. De todos modos creo que lo sospecha.

— ¿Estás diciendo que tu padre sabe que soy marica y le importa un comino pero tu hermano que tiene mi edad es un homofóbico? 

— No es homofóbico — negó. — Es un buen chico, es solo que es muy estructurado y no está acostumbrado a esas cosas. Puedes comentarle que eres gay si te pregunta, no te estoy pidiendo que lo ocultes. Solo que sí lo haces, se puede llegar a poner un poco pesado. 

— Pues no me pienso aguantar nada — le avisé. — Si lo tengo que poner en su lugar lo haré. 

Lo que me faltaba era tener que aguantar otro tonto, por favor. 

Tomás sonrió y me miró. 

— Me imaginé que ibas a decir algo así. 

— ¿Estás seguro que me quieres cenando con tu familia?

— Claro que sí. Es nuestra casa. Tienes todo el derecho de quedarte. Además quiero que estés. 

Pasó por detrás mío para buscar un utensillo que estaba de mi lado y acarició mi espalda cuando lo hizo. Fue algo sutil e inconsciente pero me hizo temblar todo.
Sus caricias ahora tenían el doble de efecto en mí. 

— Por si acaso tampoco nombres nada sobre el beso que nos dimos ayer — comentó. 

Era la primera vez que alguno de los dos nombraba aquel hecho. 

— ¿Es broma? ¿Qué crees que le voy a decir a tu hermano "hola, soy Nacho, el gay que le enseñó a besar a tu hermanito, cómo estás, siéntete como en casa"?

El chico que amoWhere stories live. Discover now