When we first meet

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Creo en muchas cosas sobre el amor, pero en lo que jamás creeré es en el amor a primera vista, se me hace una tontería que alguien te guste apenas y lo veas.

Debo de admitir que cuando veo a alguien por primera vez puedo decir que es guapo, atractivo, que tiene bonitos ojos, pero no que me gusta. Como el nuevo, el cual ha sido acosado por casi toda la población femenina del campus, por el simple hecho de ser carne nueva. Pero como no, si es el prospecto perfecto. Es de segundo año, está en el equipo de futbol americano por lo que posee un cuerpazo que parecía haber sido esculpido por los mismos Dioses. Hablando físicamente es muy atractivo, cabello castaño oscuro peinado hacia atrás con algunos mechones esparcidos en la frente, piel clara, ojos azules, cara perfilada, alto, demasiado, brazos marcados por músculos, espalda un poco ancha, todo un tipo.

No he cruzado palabra con él y ni creo hacerlo como para conocer como es detrás de esa fachada de niño bonito, aunque si he visto cómo se comporta con las chicas y llegue a pensar que sería el típico playboysito con miles de chicas a su alrededor hasta que rechazo a todas. Puede que lo esté observando más de lo normal, pero llamo mi atención y eso me ayudo a tener una perspectiva más abierta de él. Note que es bastante inteligente por rumores sobre sus calificaciones y no parecía un patán, pero tenía carácter como cualquier jugador del equipo. Eso lo comprobé cuando lo encontré dentro del lugar en el que paso al menos cinco horas de mi semana, el teatro. La universidad de alguna manera me obliga a estar dentro por no ser parte de una fraternidad, tenía que cumplir horas en algún taller, lo bueno de todo esto es que al finalizar saldré como técnico del taller de artes escénicas o una cosa así.

Al principio pensé que me había equivocado al ingresar a ese taller, pero me termino gustando porque me relaja bastante y cuando no hay ensayos el lugar estaba desierto y Charlie, la encargada, me deja pasar más tiempo del necesario aquí, para hacer tareas o simplemente pasar el rato, además de que es un buen lugar para estar con alguien a solas.

—Te necesitan enfrente.

Una de las chicas del taller llega a mi lugar de descanso, el camerino, había estado viendo mi reflejo por no sé cuánto tiempo sumergida en mis pensamientos que me ha tomado tan de sorpresa su presencia que no me ha dado oportunidad de responderle cuando ya se ha ido.

Me levanto y estiro mis brazos antes de dirigirme al escenario. La universidad es reconocida por sus obras extremadamente producidas, planeaban cada una de ellas a la perfección y por eso los alumnos de otros cursos ayudan con los preparativos de estas.

Llego buscando a Charlie, pero no la veo por ningún lado, solo hay dos chicas ensayando que no notan mi presencia. Me voy a la punta del escenario para recargarme sobre la pared y esperar a que aparezca. Escucho la puerta principal abrirse y la veo, pero viene acompañada. Enseguida mi mirada se desvía a las chicas que han dejado de hablar y ha visto lo mismo que yo, hago mi mayor esfuerzo para no verlo también y comienzo a jugar con mis dedos como si fueran la cosa más interesante del mundo.

—Te daré el recorrido, espérame un segundo —escucho a Charlie y no es hasta que esta frente de mí que alzo la mirada—. Comienza a sacar el inventario de la pintura por favor, la próxima semana comenzaremos a pintar la escenografía y ahora tengo que enseñarle las instalaciones al nuevo.

—¿Se ha integrado al grupo? —no puedo evitar preguntar cuando la curiosidad me invade.

—Sí, por favor has lo que te dije —habla mientras camina en dirección al nuevo y asiento con la cabeza dándole una última mirada para desaparecer de ahí.

Después de eso, la curiosidad se apodero de mí y le pregunte a Charlie todo, me llevo bien con ella y sabe que a veces hago muchas preguntas. Mencionó que Ares, aun no me acostumbraba a aquel nombre porque se me hacía bastante diferente, pero ese no es el punto aquí, lo que la pelirroja dijo es que había estado involucrado en una pelea que dejo fracturada la pierna de un chico, y como ya se había vuelto una estrella para el equipo de futbol en el poco tiempo que llevaba aquí, no lo podían expulsa y le dieron de castigo unirse al taller del teatro hasta que se graduara, todo por el equipo según las palabras del rector. Entonces, caí en cuenta de que lo vería forzosamente todos los días, aunque no me molestaba, todo lo contrario y por un momento eso me asusto. Porque no quería ser como el resto de las chicas y tampoco quería incomodarlo, por eso me mantuve alejada y pasando desapercibida, como lo había hecho el año y meses que llevaba aquí.

No me digas adiós [1]जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें