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Persuasión

No hable en todo el transcurso a casa, me mantuve viendo el paisaje grisáceo, como había restos de nieve sobre los árboles y por todos lados

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No hable en todo el transcurso a casa, me mantuve viendo el paisaje grisáceo, como había restos de nieve sobre los árboles y por todos lados. Empañaba el cristal de la ventana para dibujar con mi dedo como si tuviese cinco de nuevo e hice muñequitos, los borraba y hacía otra cosa hasta que mi subconsciente me traicionó y termine haciendo un corazón, hice una línea en zigzag en el medio para repensar un corazón roto. Lo mire más de que debía y pase mi mano por el cristal, borrándolo. Respondí brevemente a las preguntas que Kelsey me hacía, parte de la conversación sale porque se culpa constantemente de esto ya que fue ella quien me hizo dar ese paso que no me atrevía a dar y si bien esa no era la forma, tarde o temprano lo haría. Solo se adelantaron las cosas y le hago saber eso, no tiene nada de que culparse porque sé que sus intenciones no eran esas.

El camino a casa es un poco largo, paramos unos minutos por algo de comer en una gasolinera. Cuando Kelsey se siente lista seguimos, me ofrezco para conducir, pero se niega que estaba bien. Solo asentí y subí al auto en silencio tenía tanto que pensar y me sentía con los ánimos por el suelo. En mi mente se repetía la conversación con Ares, cada parte, resaltando aquellas oraciones que me dejaron con un nudo en la garganta y lo que más me dolía era lo que no había dicho. Sentía que se me llenaban los ojos de lágrimas porque de nuevo ahí estaban mis malditas expectativas queriendo ser cumplidas cuando la realidad es diferente.

Mi corazón se desmorono en mil pedazos al momento que dijo aquellas palabras que en otro momento hubiese saltado sobre de él para decirle que sí.

«Seamos más que amigos».

Dolía, joder me quemaba todo dentro de mí.

Siento como se me resbala una lagrima por mi mejilla, me tiembla la mandíbula y muevo mi mano para limpiarla junto con el resto que había derramado. No había llorado porque no quería llegar a casa con la cara hinchada y roja, pero era imposible. Me sentía tan mal, pensé que ya habia experimentado suficiente tristeza en mi vida, en estos meses principalmente y que equivocada estaba. Nada se comparaba a esto, mi experiencia con chicos y el amor era tan corta que jamás habia sentido tanto. Ares me hacía sentir demasiadas cosas que me abrumaban de una manera única, me gustaba, pero a la vez me asustaba porque como jamás me habia sentido de esa manera por alguien, no sabía cómo actuar ante esos sentimientos.

No entendía como algo que te gusta podía resultar tan peligroso.

Simplemente no lo entendía.

Hace unas horas estaba pensando en todo lo que le diría a Ares y ahora recuerdo lo que ha pasado con mi vida estos meses y que mis padres no lo saben, llenándome de preocupación. No sé con qué cara los vería, todo este tiempo había sido fácil evadir el tema y omitirlo, pero frente a ellos no sabía qué tan capaz sería de mentirles a la cara.

—Llegamos.

Miro la casa frente a nosotras soltando el dije en forma de luna colgando del collar que había estado sosteniendo todo este tiempo. La observo por un segundo y me despido de Kel dándole un abrazo, le agradezco diciendo que estaremos en contacto e intento poner mi mejor cara, pero era inútil. Me veo y me siento destruida y sé que es demasiado obvio para no notarlo. Habían pasado horas, pero en mis ojos se podía ver como si hubiesen pasado meses.

No me digas adiós [1]Where stories live. Discover now