19

6.9K 229 32
                                    

Una noche fuera de control

Llegamos a mi casa, Ares se ofreció a traerme porque el tequila estaba haciendo de las suyas, seguía muy acalorada y estaba sudando de una manera descontrolada

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Llegamos a mi casa, Ares se ofreció a traerme porque el tequila estaba haciendo de las suyas, seguía muy acalorada y estaba sudando de una manera descontrolada.

Apenas entramos voy hacia la sala y me dejo caer en el sofá, como si estuviese demasiado cansada. Todo está oscuro y mis movimientos torpes hacen que casi me caiga al momento de acostarme, pero lo logro riéndome al imaginarme en el suelo. Cierro los ojos dejando mis manos en mi estomago cuando todo comienza a dar vueltas, ayuda mi casa parece un juego mecánico.

—Tienes que mantenerte hidratada —habla el castaño y abro los ojos, apenas podía verlo frente de mi extendiéndome un vaso con agua y niego— West, tienes que tomar agua, bebiste mucho.

Muevo de nuevo la cabeza varias veces. Ares no dice, hasta que me toma de los brazos como si fuese una muñeca de trapo sentándome haciendo que suelte un grito de lo rápido que fue eso. Paso mi mano por mi frente apartando la leve capa de sudor. Me da el vaso y lo tomo de mala gana.

—Eres demasiado insistente —murmuro.

—Lo sé, ahora bebe.

Se sienta a mi lado señalando el vaso y a regañadientes lo hago. Al pasarme el líquido por mi garganta me doy cuenta de que tenía mucha sed, es demasiada que quería verterme el agua sobre de mi porque sé que eso alivianaría un poco el calor, pero solo me bebí todo.

—Hace demasiado calor —abanicó mi cara con la mano–— ¿no lo sientes? —me volteo a verlo y se ve fresco.

¡Como una lechuga!

Ares mueve la cabeza negando.

—Es por el tequila.

—Maldito tequila —digo entre dientes haciéndolo reír.

—¿Qué hacías con Max? —cuestiona, habia olvidado eso.

—Me estaba ayudando a quitarme el calor y me dio agua, como tú —sonrío señalándolo como si eso fuese la cosa más emocionante del mundo.

—¿Así que no tomaste nada más? —pregunta y arrugo las cejas, confundida—. ¿Max te dio alguna pastilla, fumaste algo o llegaste a inhalar algo? ¿Qué hiciste con las pastillas?

Me toma un segundo procesar todo lo que ha dicho y termino negando varias veces lo cual me causa risa, me detengo al sentirme un poco mareada. Ares me toma del brazo para quitarme el vaso antes de que termine en el suelo hecho mil pedazos. Le sonrío cerrando los ojos y recargo mi cabeza en su hombro para inundarme de su aroma al instante. Huele rico.

—Lo encontré cuando iba al baño y le di las pastillas porque no las quería —respondo cuando recuerdo lo que a dicho—. Pensarás que por ser un dealer me ofrecería de eso que vende y si lo hizo —me rio—, pero no lo acepte, eso no me ayudará. Quiero quitarme la pesadez de eso qué pasó, pero no así —me acurruco contra él.

No me digas adiós [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora