No me digas adiós [1]

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Ni en tus sueños

—Espero que ya tengan pensando su tema de estudio para este semestre —el profesor me saca de mis pensamientos y volteo a donde él se encuentra dejando de ver el gran ventanal.

El señor Williams, un cuarentón que siempre viste camisas de rayas y una corbata mal atada, luciendo el poco cabello que le queda, guarda sus cosas dentro de su portafolio para seguir viéndonos como si estuviese molesto, pero esa era su expresión la mayor parte del tiempo.

—Saben que no pienso calificar algo que sea de un día para otro —continúa hablando y recorre con la mirada a toda la clase de alguna forma advirtiéndonos antes de tomar su portafolio y salir de la sala.

No tiene ni dos semanas que regresamos a clases y ya está pesando en la entrega final.

Tomo mis cosas y salgo para ir a mi siguiente clase. Paso por los enormes jardines llenos de personas estudiando, comiendo y pasando el rato. El sol está en su punto máximo lo que me hace achicar los ojos mientras camino.

Entro a otro edifico dando con la sala y ocupo el asiento de la esquina junto a la ventana, a mi lado un chico me observa, pero hago caso omiso, no tengo ni la menor idea de quien sea y no quiero saberlo.

Saco mis cosas acomodándome antes de que la clase inicie y el chico es demasiado insistente cuando me mira.

—¿Puedo ayudarte en algo? —lo enfrento abriendo un poco los ojos esperando una respuesta de su parte.

Siento que lo he visto antes, pero no sé de dónde. El campus tiene miles de alumnos así que en algún lado me lo habré topado seguramente.

— ¿Callie? —inclina un poco su cabeza para verme diciendo mi nombre.

Entrecierro los ojos al verlo. Cabello rubio, ojos azules, suéter en pleno verano...

—Soy Ben —habla de nuevo al darse cuenta de mi confusión.

El nombre me hace recordarlo. Es el chico de la fiesta de fin de verano. Muevo la cabeza sonriendo levemente. Aquel día estaba ebria y la oscuridad del lugar no ayudaba mucho, pero como olvidarlo si fue a quien vi con la cara de Ares al besarlo y luego eso se hizo realidad.

— ¡Ben! —articulo cuando regreso a la realidad y este asiente sonriendo levemente— ¿Estás en esta clase? —frunzo el ceño, no lo había visto la semana pasada, pero soy tan distraída que se pudo haber sentado junto a mi todo el tiempo y no lo hubiese notado.

—Cambie de último momento mis clases y esta quedaba disponible —aclara asintiendo levemente y es ahí donde me doy cuenta de que estamos en la misma carrera.

Abro mi boca para decir algo más, pero el profesor entra hablando y solo le ofrezco una sonrisa de disculpa, enderezándome para atender la clase.

El día trascurre y llega mi momento menos favorito del día, el teatro que, realmente solo es en esta temporada que me siento abrumada. La escuela monta un enorme espectáculo para invierno y comienza a prepararse desde el primer día de clases.