Capitulo XIX

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—¡Las Vegas! —Venus continua con sus brazos abiertos—

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—¡Las Vegas! —Venus continua con sus brazos abiertos—. Que raro que al tonto de Brian se le haya ocurrido una idea tan buena.

—Si, es buena, y es intensa. Así que en esta ocasión, ninguna se va a separar.

—Oh, tranquila, eso nunca. De seguro las habitaciones de algún hotel serán de dos camas, así que nos encargaremos de tenerlas en el mismo pasillo. Enseñaremos algunas chichis si es necesario —sonrío

—De acuerdo. También esta el tema del casino, conociendo a las chicas no todas querrán eso. Posiblemente la mayoría preferirá ir a los clubes, o a un simple bar.

—No te creas, somos más codiciosas de lo que crees —arquea sus cejas hacia a mi, sonrío

—Me lo has dejado en claro —miro hacia el techo—. Entonces si algunas querrán hacer cosas distintas tendremos que hacer una lista y dividirnos con organización, para luego encontrarnos en un tal lugar. Pondremos alarma en sus celulares si es necesario.

—¿Y los chicos?

—Que se organicen ellos, yo solo organizare el dinero y les daré una parte —me encojo de hombros

—Es verdad. Ah, no puedo esperar —estira sus brazos—. Por cierto, ¿sigues enojada con el neandertal?

—No estoy enojada, solo finjo que lo estoy para inquietarlo un poco.

—No es cierto, no ocuparías tu mente fingiendo estar enojada. Estas enojada de verdad.

—Tal vez —me encojo de hombros

Me mira y arquea las cejas, suspiro y miro hacia el techo.

—De acuerdo, si estoy enojada.

Es decir, Wang siempre me hace enojar pero esta vez es diferente. Que haya colocado el sexo como persuasión me enojó de manera diferente. Se que yo también lo seduje para atarlo al árbol pero no llegue más allá de eso. Y además ahora, tengo mala reputación con algunos profesores.

Ríe.

—Es normal, nena. Yo también lo estaría.

—Odio sentir ese enojo, menos mal que lo disimulo bien.

—No lo se, ese neandertal también es un demonio, probablemente también lo haya notado —hago una mueca—. Tírale otro golpe y te sentirás mejor.

Sonrío y giro mi cabeza hacia ella.

—¿Por qué crees que acepte este viaje?

Tiene razón, se pasará y la guerra seguirá. Las Vegas es perfecto para eso, algo se me ocurrirá. Que tenga el control del dinero ya es algo.

—Ah, diablilla —toca mi nariz y luego se gira, frunzo el ceño cuando toma la caja de cigarrillos—. ¿Quieres uno?

—Asco —me levanto y salgo de la cama—. Por tu bien mas te vale que cuando regrese la habitación este oliendo a flores —la señalo

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