Capitulo XXXI

6.9K 609 127
                                    

—No

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—No...

Abro los ojos al escuchar un murmuro y miro el reloj, tres de la madrugada. Giro mi cabeza para mirar a Emma y luego me giro por completo al ver que se remueve.

Parece tener una pesadilla, esta sudando y se mueve bastante inquieta.

Coloco mi mano en su brazo y la muevo levemente, mientras me inclino.

—Chiquita —murmuro, da un respingo

Abre los ojos mientras comienza a respirar agitado, frunzo el ceño y la sostengo cuando parece desorientada.

Gira su cabeza hacia a mi y parece relajarse un poco, suspira.

—¿Estas bien?

—Si —mira hacia otro lado mientras se aleja levemente—, hace calor —frunce el ceño con fastidio, mientras limpia su sudor

—Es por la pesadilla, pero hacen como diez grados.

Me ignora y se saca su camiseta, dejando en vista su sostén negro. Bajo mi mirada hacia sus pechos y todo la piel que deja expuesta mientras ella recoge su cabello.

Termina de hacerlo quedando solo en ropa interior y vuelve a recostarse, cubriéndose con las sabanas y dándome la espalda.

Me quedo en la misma posición, mientras miro su nuca.

Me vuelvo a acomodar y me acerco a ella, la rodeo por debajo de las sabanas.

—Cuidado con lo que haces.

—Solo te estoy abrazando —sonrío

—¿Te piensas que no siento esto? —levanta su trasero y lo pega a mi erección, me acerco mas

—Eso fue porque dejaste en vista esto —levanto mi mano y atrapo uno de sus pechos

—Que rápido efecto causo —comienza a refregarse contra mi, mientras gira levemente su cabeza

Dejo que lo haga por unos segundos, con mi mano aun apretando y moviéndose sobre sus pechos.

—Me pregunto si causo lo mismo —susurro, bajando mi mano por su abdomen

—Ni un poco —susurra de vuelta

La meto en su pantalón y con lentitud cubro su intimidad, suspira.

—¿No? —muevo mis dedos, sintiendo la leve humedad—, siento lo contrario.

Jadea suavemente mientras la veo cerrar los ojos, no saco los míos de su rostro y observo cada gesto que hace a coordinación de mis movimientos.

Coloca su mano en mi brazo para aferrarse, bajo mis labios a su hombro y comienzo a besarlo, dejando un camino hasta llegar a su cuello.

Escucho sus gemidos más de cerca y acelero los movimientos de mis dedos para escucharla más fuerte.

WandlungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora