Capitulo LXIII

4.8K 443 116
                                    

—Oye, ¿en qué piso estamos? —pregunta Venus, manteniendo su dedo extendido

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Oye, ¿en qué piso estamos? —pregunta Venus, manteniendo su dedo extendido

—Pues el ultimo.

Me sostengo de la pared cerrando unos segundos los ojos.

No creo que hayamos tardado tanto. Solo entramos, bailamos, bebimos y salimos. Había buena música. La única parte mala es cuando Venus se cayó de la mesa.

Por suerte no bebí tanto. La verdad, me la pase la mitad de la noche con frio y apenas tome dos copas. Menos Venus, quien mas bien tomó el triple de eso.

La ropa me esta incomodando, a pesar de sentir el frio el sudor me molesta.

—¿Qué hora será? —murmuro

—Eran las tres cuando le pregunte a una de las chicas —la miro enseguida—. Deben ser como las cuatro ahora.

—¿Qué? —me mira—. Pero yo sentí que no tardamos tanto.

Nos fuimos antes de las once, creo que ni siquiera cenamos.

—Si. Debió ser los diez daiquiris y otros diez mojitos que tomaste y te nublaron.

—Esa fuiste tu, tarada —frunce el ceño—. ¿Crees que los otros se preocuparon?

—No lo creo, sino ya nos hubieran encontrado.

Asiento unos segundos. Es verdad.

El ascensor se abre luego de unos segundos, se tambalea cuando intenta salir y sostengo su brazo para que no caiga.

—No demuestres mucho tu ebriedad, tengo la sensación de que están enojados —murmura

La miro levantando una ceja. Debe ver nublado porque la única que esta como zombi es ella.

Se sigue sosteniendo de mi al caminar hasta que llegamos primero a su habitación, me separo de ella moviendo mi mano y hace lo mismo para luego buscar la tarjeta. Hago lo mismo buscándola entre mis pechos pero dejo de hacerlo al ver la puerta abierta.

Que bueno, o no la traje o la perdí.

Termino de abrirla asomando mi cabeza, todo esta a oscuras. ¿Por qué carajos esta a oscuras y con la puerta abierta?

Chisto mientras me adentro, acerco mi mano a la pared para buscar el interruptor pero me detengo cuando otra se enciende. Giro mi cabeza para ver la lámpara de la mesita de luz y luego a William recostado en la cama.

—¡Hola! —muevo mi mano

—¿Donde estabas?

Cierro la puerta y me quedo unos segundos en ella. Esta enojado. Tal vez si finjo estar ebria muestre piedad.

—Con Venus.

—Ya lo se, las estuvimos buscando por horas —se cruza de brazos

—Ah, no nos dimos cuenta —sonrío—. Iba a avisarte pero creí que no tardaríamos mucho.

WandlungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora