Prologo

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El sudor, la música, los gritos, el aroma a alcohol mezclado con ese vapor de maquina, todo estaba en mi cuerpo

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El sudor, la música, los gritos, el aroma a alcohol mezclado con ese vapor de maquina, todo estaba en mi cuerpo.

La noche era perfecta y cada vez mejor, finalmente habíamos hecho la fiesta de apertura y opacado a esa fiesta que esta al frente.

O eso creí. Porque en un segundo, todo se apagó.

Nuestra burbuja de locura fue rota y abucheos se escuchan por todos lados, todo queda en total oscuridad.

Mi satisfacción y felicidad fue intercambiada por una irritación masiva.

Aspiro por mi nariz y me hago paso entre la gente, guiándome por las linternas de los celulares.

Como si fuera un pensamiento conectado, Venus y Astrid se colocan a mi lado. Las tres tan enojadas que ni siquiera compartimos una mirada.

De un manoteo y sin cuidado abro la puerta del edificio, fijando mis ojos de fuego hacia ese otro edificio que esta sacándome nervios.

La osadía de verlo ahí sentado, en la estatua de la universidad y sonriéndonos descaradamente me hace querer matarlo. Pero solo puedo hacerlo con mi mirada, y avanzando amenazadoramente.

Sus simios protectores avanzan hacia nosotras, pero no nos detienen.

—¿Se les durmió la fiesta, princesitas? —se burla uno de los simios

Lo ignoramos y seguimos caminando, al menos yo. Avanzo un paso adelante y dejo que mi ejercito se mantenga detrás mío.

No quito mi mirada de el, mis pensamientos también me dicen que esta es la primera vez que lo veo, después de años.

—William Wang —hablo alto—. ¿Tus golpes siempre fueron tan predecibles?

Escucho su risa demoniaca y salta de la estatua, cae al suelo fácilmente por su trabajado cuerpo. Se incorpora con soberbia y levanto más mi cabeza, mirándolo con desdén.

—Siempre hicieron efecto —se acerca en un intento de lucir amenazante —, renacuajo.

Mi mandíbula se aprieta, al recordar ese maldito pronombre por el que me llamó siempre.

—Ha pasado tanto tiempo —sus ojos me repasan—, sigues estando igual a como te recordé.

Sus ojos vuelven a repasarme y se termina de acercar. Mis ojos se mantienen fijos en los suyos y mantengo mi cabeza baja, mirándolo sin miedo.

—¿Te gusta mi cuerpo, Wang?— me cruzo de brazos, subiendo más mis pechos—, es la definición de poder ver y no tocar.

Ríe y niega con la cabeza, lame sus labios.

—Tan mala como siempre. Por tu altura debo suponer que el diablo sigue susurrándote cosas —levanto una ceja—, lo siento. ¿Fui muy duro? —coloca una mano en su pecho

Suelto un risita.

—Oh, tu nunca podrías ser duro. Lo único duro que recuerdo de ti es tu cabello, ¿sigues poniéndote dos kilos de gel?

—Lo deje. Pero háblame de ti, ¿sigues obsesionada con hablar como inglesa?, ¿o solo lo haces a escondidas así no te pillan?

—Lo deje también. Veo que tu sentido del humor cambió, bien por ti —golpeo mi puño a su brazo—, veo que tu adicción al alcohol y a la testosterona no te hizo más inteligente, pero si más gracioso —sonrío

—Lo dices con una fiesta fallida y a punto de perder muchos integrantes. Aquí las fiestas son sagradas, por si no sabias —mantiene su sonrisa

—Nunca tuve una fiesta fallida y nunca la tendré.

—Hasta donde yo veo, renacuajo —apoya sus manos en sus rodillas y se inclina, burlándose de mi altura—. Tu casita de hadas esta sin brillo. Mejor ve a dormir y deja las fiestas de verdad para los grandes.

Su dedo toca mi nariz y yo estoy lejos de inmutarme, me mantengo sonriendo.

—¿Fiesta? —parpadeo—. ¿Ustedes ven alguna fiesta, chicas?

Giro mi cabeza hacia ellas y todas niegan, actuando inocente. Vuelvo a mirarlo y esta vez luce intrigado, casi mirándome con advertencia.

—Todo lo que veo, es oscuridad —murmuro

Giro mi cabeza y miro a Venus, toma la señal y saca su teléfono. Segundos después el gran edificio Alpha queda a oscuras, dejando solo gritos de abucheos.

Los faroles me permiten ver el rostro de confusión de William, enviándome una punzada de satisfacción que casi me hace reír.

—Gracias por la electricidad, Wang —vuelve a mirarme, añadiéndole enojo a su confusión

El edificio detrás mío renace con sus luces, volviendo a sonar la música y solo con gritos de euforia.

Su mirada sube y resopla, empezando a sonreír de vuelta.

—Muy buena, renacuajo —retrocede—. Pero esto aún no termina.

—Esto es solo el comienzo — concuerdo con el

Levanta su cabeza hacia a mi y mantiene esa sonrisa alineada que parece ser una perdición para todas, menos para mi.

Le dedico una mirada de victoria y luego me giro, volviendo al edificio junto a las chicas.

Me mantengo sonriendo, y más sabiendo que aún me mira.

Solo el comienzo.


Corto pero necesario, aqui sucederan muchas cosas y espero que les gusten🥰

Muy pronto🌺🌹❤

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