Capitulo IX

9.3K 846 57
                                    

—El lago suena bien, tenemos que aprovechar estos últimos días de calor

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—El lago suena bien, tenemos que aprovechar estos
últimos días de calor.

—Si. Lo bueno es que luego tenemos el campamento, me encanta el campamento —frunzo el ceño

—¿Campamento?

—Si. Este año el director Gull se jubila, entonces se le hará un campamento de despedida. Es opcional, pero es muy divertido así que iré.

—¿Y que se hace exactamente? —me cruzo de brazos

—Bueno, en el ultimo campamento los Alpha tuvieron el beneficio de elegir todas las actividades. Supongo que eso sigue.

—¿Ah, si? —ladeo la cabeza—, ahora suena aún más divertido.

Heather ríe.

—Sabia que querrías ir. Oh, será aún más divertido contigo ahí.

—Lo se —sonrío más

Me encantan, no, amo los campamentos. Bueno, es depende donde. Pero si los adoro, más si es con personas que quieres y disfrutas.

Antes cada vez que iba a campamentos eran para hacer actividades para la escuela o sino si eran familiares podía hacer lo que yo quería a una cierta distancia.

Pero ahora es diferente, puedo hacer y decir que hacer todo lo que quiera. Y la parte más divertida es que le cortare esas actividades a Wang y a sus simios.

Giro mi cabeza, observando a los niños jugar. Frunzo el ceño al ver a William, cerca de ellos, esta jugando con ellos.

Me levanto de la silla y camino a paso rápido hacia el, me mira al notarme.

—No tan cerca, Wang. No quiero que me demanden si tienen pesadillas.

—Para nada, renacuajo. Estaba enseñándoles un juego —sostiene un globo en sus manos—, explotar el globo.

Lo mueve, bajo mi mirada hacia los niños. Algunos corren, con otros detrás de ellos intentando aplastar el globo con sus manos.

—¿Quieres jugar?

Levanta un globo, me cruzo de brazos.

—¿Y quien me va a perseguir?, ¿tu?

—Oh, no. A menos que quieras perder muy rápido —sonríe y me mira de arriba abajo—, esas piernitas serán muy lindas y suaves, pero no corren tan lejos.

Los niños que están cerca ríen y yo muevo mi mandíbula, me acerco.

Le arrebato el globo con el hilo y lo ato a mi cintura, aún mirándolo.

Lame sus labios y se acerca, aún sonriendo.

—Si se me escapan las manos...

—Te las corto —lo interrumpo

WandlungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora