El gen salvaje:P 02 Raykhan

Castigos y otras perversidades

El Gen Salvaje:

P 02

Raykhan

Capítulo 2

Castigos y otras perversidades

Una vez que mis alas terminaron su proceso de crecer fui trasladado de área. No voy a mentir,en ese entonces estaba tan asustado que de puro milagro no me quedé sin plumas de tanto que mi cuerpo temblaba.

Junto con otras crías fui llevado a lo que los kigeni's llamaban el aeródromo. Un edificio alto y circular con una gigantesca cúpula por la que se filtraba la luz natural y dónde nos enseñaban a volar en un ambiente controlado.

Ese día recuerdo bien que nos transportaron en jaulas,esa era la primera vez que estaba en el exterior, la primera vez que veía algo más que no fueran las paredes blancas del laboratorio.

Mis ojos ávidos de curiosidad querían abarcarlo todo,el esplendoroso verde de los árboles y el césped que crecía alto y salvaje,un paisaje inhóspito,la corteza de los troncos y esas grandes bolas de algodón que zurcaban un cielo azul intenso y que se llamaban nubes,ya quería volar hasta tocarlas para ver cómo se sentían,si es que eran tan suaves y esponjosas como se veían.

Mi pulso latía acelerado por la emoción,quería correr y volar y descubrir la textura de cada una de esas nuevas cosas que estaba mirando por primera vez en mi corta existencia.

Pero era solo un sueño,los guardias no nos quitaban los ojos de encima y siempre nos estaba apuntando con sus armas. Aún así,el grupo de los más grandes,los que ya sabían volar,estaban tramando algo. Murmuraban entre ellos y se hacían señas extrañas,yo me di cuenta porque mi amiga Azul era una de ellos.

—¡A volar pajaritos! — gritó el "científico" encargado de nuestro adiestramiento,esa era la orden para abrir las alas y comenzar a aletear. Y volar en un espacio cerrado, a pesar de lo grande que era, resultó muy complicado.

Los más inexpertos como yo,chocabamos con todo y contra todos,nuestras alas no tenían la fuerza   para elevar nuestros cuerpos y caíamos desastrozamente unos metros después de alzar el vuelo.

(...)

—Niño... Despierta... — Azúl me sacudía por el hombro tratando de despertarme.

¡No quiero! Estoy molido,hoy sufrí más caídas que cuando comencé a caminar,me dolía hasta las plumas que estaban por brotar.