PRÓXIMAMENTE:Continuación de El gen salvaje: Paciente Cero.
¿Qué pasó con el pequeño pavoreal?
¿Debbie y P0 lograron encontrarlo?
¿La familia volverá a estar unida?
¿Atraparán a Slade?
¿Qué otros peligros aguarda la isla?
Vamos a ver...
@melissaBS m...
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Capítulo tres
Los kigeni's tenían una extraña forma de divertirse.
Para nuestra buena suerte, también tenían preferencia por los experimentos más grandes y fuertes,al resto de nosotros no relegaron a un rincón,todos los más pequeños estábamos asustados mirando desde un rincón como un experimento felino desplumaba a un madár.
Plumas y sangre salpicaron por todas partes,gritos de dolor y rugidos de furia nos hacían estremecer en el rincón,mientras que los más grandes se llenaban de odio y resentimiento.
Todo lo contrario a los kigeni's que gritaban disfrutando del sangriento espectáculo que ellos mismos habían organizado.
Y la cosa empeoró cuando uno de los experimentos se negó a golpear a otro. Yo me quedé mirando admirado al colibrí que se negaba a atacar al otro madár,un adulto de baja estatura al que los kigeni's llamaban Gallo.
—Hazlo chico,o será peor,nos castigarán a los dos — escuché que dijo Gallo al mismo tiempo que miró como un kigeni abre la puerta de la jaula.
El colibrí negó con la cabeza,por alguna razón que yo desconocía,él no hablaba.
—Así que no quieres pelear — dijo el guardia que entró con ellos a la jaula — Vamos a ver si no te mueves — el kigeni sacó su bastón y comenzó a golpear al colibrí,primero le dió en la cara y no se movió,lo golpeó en el vientre y no se movió, tampoco se quejaba,no hacia nada que demostrará que sentía dolor,de la frente,la nariz y la boca le corrían hilos de sangre por la cara.
El guardia se enojaba cada vez más, mientras que los otros kigeni's le gritaban que lo volviera a golpear,que lo derribara.
El kigeni dió vueltas a su alrededor buscando un punto débil. Golpeó detrás de sus rodillas obligándolo a caer al piso,yo tragué seco cuando lo miré caer,sus ojos azules se me quedaron viendo,quería decirle que resistiera pero estaba mudo de miedo.
El kigeni también se me quedó mirando.
—Ya veo. Te quieres hacer el valiente. Traiganlo — apuntó en mi dirección con el bastón. Uno de los guardias a sus órdenes me sujetó por el antebrazo y de un jalón me llevó hasta la puerta.
