98: El Magistrado

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Aunque el Cuarto Príncipe sea arrogante y soberbio; él mismo desde que era pequeño había raramente leído libros sobre el arte de la guerra, por lo que ahora al ser suprimido y golpeado por el Rey de Huainan, él no pudo de ninguna manera devolverle la paliza o siquiera defenderse, y así salió a la luz la estrategia del Rey de Huainan; además, de la crisis que estaba por venir. Todo el mundo es consciente que Cheng Wang es el único en ser capaz de enfrentarse a él. Así que por ello, en toda la corte imperial resonaba que para lograr voltear la situación y tener éxito se tenía que mandar a la batalla a Cheng Wang.

—¡De acuerdo a mi voluntad, el Cuarto Príncipe, Jing Yu, entregará inmediatamente el poder militar a Lu Zhanpeng, el comandante en Jiangnan, y Cheng Wang Jing Shao llevará a sus soldados a Huainan!—. El Emperador Hong Zheng respiró hondo, reprimió su ira y emitió una serie de decretos, donde requirió que Lu Zhanpeng adelantara a Jing Shao en ir a proteger la ciudad de Pingjiang. Ante ello, el Cuarto Príncipe fue llamado y se le pidió que regresara a la capital de inmediato para que dejara de avergonzarse frente al Rey de Huainan.

Jing Shao sólo sonrió al recibir el mandato, luego dejó que Duo Fu prepare el carruaje de Mu Hanzhang de inmediato, y que empacara el equipaje de ambas personas; a su vez, dejó que Hao Dadao vaya primero a la Prefectura de Qixian para liderar personalmente a los soldados de esa área del sur de la ciudad para que estén atentos ante su llamado.



Cuando Mu Hanzhang regresó, miró a Jing Shao, quien estaba listo para partir, y al carruaje siendo tirado por caballos.

—¡Miau!—. Por supuesto, dentro del carruaje también se encontraba Xiao Huang que por propia iniciativa los quería seguir.

—¿Qué haces llevando al tigre?—. Mu Hanzhang miró al tigre que se encontraba acostado en el tapete de jade con una manta encima, y fue incapaz de evitar levantar la comisura de su boca. Aunque Jing Shao tenía un acuerdo con Gu Huaiqing y esta batalla en sí era como un espectáculo. Por la idea de llevarlo a Jiangnan, naturalmente se le puede cuestionar: ¿qué iba a hacer con el tigre?

—Escuché que el Rey de Huainan tiene un incomparable león feroz. Es posible que este Príncipe no pueda contenerlo, así que llevaré a un feroz tigre a la batalla—. Jing Shao dijo con seriedad.

¿Un feroz tigre? Mu Hanzhang extendió su mano para empujar la peluda cabeza del despreocupado tigre, y este inmediatamente se giró para mostrar su blanco vientre parecido al terciopelo. Al contar con este tigre para que luche en la batalla, era muy probable que todo el ejército fuera aniquilado...



Mu Hanzhang no tuvo más opción que ir de todos modos al Palacio del Emperador personalmente para indicarle que iría con Jing Shao de camino para el asunto de Jiangnan. Esta vez, el negocio marítimo era sólo una prueba, por lo que no habían muchos funcionarios para enviar hacia allí; además, Jun Qing ya había ido antes a Jiangnan. Por lo tanto, Mu Hanzhang iría sin compañía. Ante ello, el Emperador Hong Zheng no dijo nada, él pensó que sería conveniente que este débil nuero erudito siga a Jing Shao, ya que así no era necesario que enviara a otra persona para que lo protegiera; además que de esta manera también Jing Shao estaría libre de preocupaciones.



Debido a la tensión en la que ya se encontraba la guerra, el Emperador no fue a despedirlo. Y Jing Shao corrió directamente a su campamento en el sur para llevarse a sus soldados.



El decreto imperial fue llevado a ochocientas millas de la capital hasta llegar a Jiangnan, y en tres días estuvo en manos del Cuarto Príncipe. Así que cuando Jing Shao llegó a Jiangnan, el Cuarto Príncipe ya había partido con la cola entre sus piernas. Y Lu Zhanpeng personalmente colocó a las tropas en el frente para resistir al ataque de los soldados de Huainan.

El flautista y el vaqueroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora