100: Sólo tuyo

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Al escuchar que en el interior de la habitación Mu Hanzhang llamó para que llevaran a Qin Zhaoran a la habitación de invitados, Jing Shao se volvió y se fue. Aunque ahora todo él iba a estallar de ira, todavía estaba obligándose a sí mismo a calmarse. Al entrar con esta apariencia no se podía decir con certeza si es que algo irreversible podría pasar.





—¿El Príncipe aún no ha regresado?—. Al ver que el sol ya se había puesto, Mu Hanzhang miró la suntuosa comida frente a él y no pudo evitar fruncir el ceño.

Los sirvientes lo miraban con consternación, naturalmente, tampoco sabían a dónde se había ido el Príncipe.

Mu Hanzhang suspiró y le pidió a los sirvientes que se llevaran la comida fría. Pero tan pronto como se levantó escuchó unos familiares pasos fuera de la puerta, y antes de que pudiera levantar su vista, aquella persona que venía lo abrazó.

—¿Dónde has estado... Ahh...? —. De repente, fue sostenido horizontalmente y abrazado. Mu Hanzhang luchó por un rato, pero no logró liberarse del agarre ajeno, y fue llevado a la habitación interior.

Jing Shao arrojó a la persona que se encontraba en sus brazos hacia la cama, tiró sus ropas y tan pronto como lo hizo, se abalanzó sobre él.

—¿Estás herido?—. Mu Hanzhang vio a la parte que estaba púrpura en los hombros de Jing Shao y rápidamente se levantó para verlo mejor, pero Jing Shao lo presionó de nuevo.

Jing Shao sostuvo a la persona que estaba luchando, le quitó su ropa, se inclinó y lo mordió, tratando de asegurarse de que esta persona le pertenecía y que nadie se la podía quitar.

Al principio, Mu Hanzhang quería persuadirlo de que primero comiera, pero gradualmente las hábiles técnicas de Jing Shao despertaron su interés, y empujando su mano contra el pecho ajeno, inconscientemente se deslizó hacia abajo hasta cambiar su lugar para apretar las sábanas debajo de su cuerpo.

Jing Shao se movió rápidamente, mirando al cuerpo de la persona debajo de él con una vista borrosa, mientras se encontraba dando vueltas sobre la cama y murmurando suavemente, pero se sentía vacío en su corazón. Todo había ido bien desde que renació. Siempre pensó que a Jun Qing le habían gustado las mujeres antes, o que nunca le había gustado alguien cuando se dedicaba a estudiar. Sin embargo, inesperadamente a la mitad de su camino apareció Qin Zhaoran. Ellos habían crecido como amigos de la infancia para ser una pareja, con ideas afines. Pueden hablar sobre versos y canciones poéticas; además de criticar los problemas contemporáneos. Y él sólo era el príncipe con el que el Marqués del Norte lo obligó a casarse, así que Mu Hanzhang no tenía más opción que aceptarlo...

Jing Shao sabía que podría haber pensado mucho, así que fue a luchar contra Gu Huaiqing por la tarde, porque quería olvidarse de eso, pero cuanto más se esforzaba para olvidarlo, más era incapaz de evitar pensar sobre ello. Jun Qing quizás podía tener pensamiento desde hace mucho tiempo sobre alguien que le gusta, todo tipo de resentimiento en su vida pasada, y su resistencia al principio en esta vida. Todas aquellas escenas aparecieron frente a sus ojos, en todas partes estas se estaban burlando de él. Todo esto solamente había sido parte de su propia ilusión. Si a Jun Qing se le diera la oportunidad de elegir, es posible que ni siquiera le echara un rápido vistazo...

Pensando de esta manera, los movimientos de Jing Shao se estaban volviendo mucho más feroces.

Mu Hanzhang empezó muy pronto a sentir dolor, y no pudo evitar fruncir el ceño. —Suave... Más suave... Ah...

Sin embargo, a Jing Shao no le importó, y cada vez era más violento.

—Hmmm...—. Mu Hanzhang levantó su mano para empujarlo, pero él absolutamente no tenía la fuerza para hacer algo, y el gran objeto duro como el hierro se movía repetidamente en su interior. Mientras el placer de su cuerpo se iba desvaneciendo como la marea, y lo que le siguió fue un dolor que cada vez era más intenso. —Ah... Duele...

El flautista y el vaqueroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora