37: Invitación Real

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En Junio del decimotercer año de la Era Hong Zheng, la corte imperial envió a Fan Jie, el Censor Imperial, al feudo suroeste para anunciar el decreto imperial sobre la degradación de los reyes vasallos. El Rey del Suroeste se negó a aceptarlo y escribió una petición para defenderse.



En Julio, el Rey del Suroeste decapitó a Fan Jie, quien había sido el enviado especial de la corte imperial, y se estableció como Rey, sin importarle lo que había dicho el Emperador, ¡sorprendiendo a toda la sociedad! ¡Y el Emperador Hong Zheng finalmente decidió enviar tropas para someter al suroeste!



—Escuché a mi suegro decir que el terreno del suroeste es bastante empinado, por lo que se le puede considerar fácil de defender, pero difícil de atacar. Además, el Rey del Suroeste es muy astuto y hábil, ya que es muy bueno usando estrategias de emboscadas, con las repentinas apariciones de sus tropas, se vuelve alguien con quien es muy difícil de lidiar—. Le susurró la Duquesa de Mao a la Emperatriz.

La Emperatriz Wu continuó mirando las flores de granada que brotaban frente a ella y frunció levemente su ceño. —Esta vez, el Emperador quiere enviar cien mil soldados. Si hace que Cheng Wang vaya, me temo que sería inapropiado.

—No es fácil ganar una batalla en ese miserable lugar del suroeste—. Dijo la Duquesa de Mao, recordando cuidadosamente las palabras de su esposo. —Una vez que comience la retirada de los Estados Vasallos, me temo que tendremos que retirarlos a todos en conjunto. Cuando tengamos que luchar contra el Rey de Huainan, haga que el cuarto príncipe vaya a luchar. El terreno en Jiangnan es plano, por lo que siempre que hayan suficientes soldados y caballos, el ataque debería de tener éxito.

Cuando la Emperatriz escuchó estas palabras, asintió levemente.

La Duquesa de Mao exhaló un suspiro de alivio en secreto. El suroeste era fácil de defender y difícil de atacar, por lo que no sabían cuánto duraría esta guerra. Su hija estaba ya comprometida con el cuarto príncipe; y tendría que quedarse sola en casa si su marido iba a la guerra. Y para cuando el cuarto príncipe volviese, su hija se habría convertido en una vieja y podrida perla. En ese momento, el cuarto príncipe probablemente adquirirá a algunas concubinas de clase alta, y en el futuro, incluso si su hija se convirtiera en la Emperatriz, sus días no serían nada fáciles.

—Hay una cosa más, pero esta Duquesa no sabe si es apropiado hablar acerca de eso—. La Duquesa de Mao vaciló un poco mientras juntaba sus manos con un poco de nerviosismo.

—No hay ningún forastero por aquí; no se preocupe si es apropiado o no—. La Emperatriz levantó su mano para recoger una roja brillante flor de granada, mientras mostraba una pequeña mueca de desprecio en sus labios. Hace unos años, también había servido con cautela y solemnidad a la Emperatriz Yuan, diciendo cosas como "Esta concubina no sabe si es apropiado hablar sobre esto o aquello". Pero aún con toda su cortesía, fue solo porque llevaba una flor de granada que la acusaron de violar las reglas.

¡La Emperatriz Yuan la había castigado haciéndola arrodillarse frente al Palacio Fengyi durante el período más caluroso del verano durante dos horas!

—Esta persona escuchó que Cheng Wang envió una concubina al cuarto príncipe el mes pasado—. Dijo la Duquesa de Mao, mirando detenidamente por si es que cambiaba la expresión de la Emperatriz. Y al ver que no estaba enojada, continuó. —Naturalmente, esta Duquesa no debería de entrometerse en estos asuntos, pero el cuarto príncipe se casará oficialmente el próximo mes. Sin embargo, ya hay rumores en la capital de que el cuarto príncipe realmente adora a esa mujer.

Nadie sabía cómo se había difundido esta noticia. Pero, de todos modos, la Marquesa del Norte ya se había enterado. Y todo el mundo chismorreaba sobre cómo el cuarto príncipe aún no se había casado oficialmente, pero ya se estaba encantado de una concubina humilde, y se burlaban de que si incluso después la hija de la Duquesa se casara con el cuarto príncipe, ella realmente no podría vivir una buena vida. Por todo ello, la Marquesa del Norte, quien ya había perdido la cara, porque su hija no había sido elegida para ser una Wang Fei se mezcló una vez más con las esposas nobles con un aire de celebración, enfureciendo tanto a la Duquesa de Mao, que ya no podía soportar asistir a ese tipo de eventos.

El flautista y el vaqueroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora