Dieciocho velas II.

1.4K 47 5
                                    

Me odié por lo de la noche anterior. Enserio, ¿podía haber sido tan estúpida? ¡No me malinterpreten! Pero...ugh. Detestaba despertarme temprano por el sol, simplemente porque la noche anterior había olvidado cerrar las cortinas. Sí, era eso, no se iban a pensar que me había arrepentido de dormir con Niall. ¡Sólo dormir! Malditas pervertidas.

Volviendo al relato, el sol me daba justo en los ojos, haciendo que los achinara. No había nadie a mi lado, suponía que Niall se había ido al baño o incluso a su casa. Por lo que me había dado a entender la noche anterior, había varias cosas planeadas y este sería un gran día.

La noche anterior... ¿Qué podía decir yo? Después de besarnos un largo rato, nos cansamos y subimos a la habitación. Yo me puse mi pijama, él quedó en bóxer (ugh, se lo quería sacar con los dientes..., ya, calmo mis hormonas). Nos acostamos y mientras hablábamos temas aleatorios, nos quedamos dormidos en los brazos del otro.

No hubo sexo o tocarnos o cosas por el estilo, simplemente nos besamos y hablamos. Creía que seguiríamos siendo los mismos de siempre, pero con besos y toda la cosa. Tampoco quería una relación pegajosa hasta el punto de ser una sola persona. Pude vivir antes como una sola persona, puedo seguir siendo una sin fusionarme con otra. Aunque a veces dudo poder vivir sin Niall.

Me cambié a un short nevado de tiro alto con un top azul oscuro y unas plataformas blancas. No me vestía de esta manera hace tiempo, la ropa estaba oculta en un rincón de mi placard. Pero el día lo acreditaba, y además me hacía sentir nueva. Con el pelo en una trenza y los ojos ya maquillados, bajé las escaleras.

—¡Buenos días! —escuché de la boca de mi madre mientras entraba a la cocina.

Vi unos panqueques con Nutella arriba y a su lado un batido de chocolate con crema. Nuevamente, esto no pasaba desde que había fallecido mi padre.

—¿Te pusiste sentimental por mi cumpleaños? —bromeé, abrazándola por detrás.

Ahora la relación nuestra no sólo había mejorado, sino que por fin había vuelto a ser la de antes. Y antes no éramos sólo madre e hija, éramos Brooke y Caroline, éramos amigas. Me agrada decir que volvimos a serlo.

—¡Mi niña crece! ¿Tú que crees?

Me reí y deposité un beso en su mejilla. Me fui a mi lugar de la barra mientras mamá terminaba de cocinar y revisé mi celular. Maddie me había respondido los mensajes de anoche, tenía aún más menciones, WhatsApp de amigas del colegio y publicaciones en el muro de gente con la que ya ni me hablaba. Pero había un WhatsApp de Niall, el cual fue el primer en ser abierto.

“¡Feliz cumpleaños! Sí, otra vez. Lo siento, tenía que volver a casa. Ya sabes, preparar las cosas para el gran día. Te quiero mucho, mucho, mucho, señorita mayor de edad.
P.D.: Estoy aún en tu casa, enviando esto con tu WiFi. No despiertes o arruinarás mi huida.”

Me reí demasiado con lo último y le contesté.

“Jajaja, ¿dejarás de decirlo en algún momento del día? Está bien, no te preocupes, pero me matas de intriga. Te quiero mucho, mucho, mucho más.
P.D.: Estás loco, Horan.”

Contesté el resto, volví a dar unos RTs aleatorios y en cuanto mamá puso la comida en la mesa, devoré. Parecía un animal muerto de hambre.

—Haces parecer que no te he dado de comer en años.

Señalé todo lo que había arriba de la mesa. Además de lo mencionado, había algunos croissants con jamón y queso, jugo de naranja exprimido y cereales de chocolate. Estaba en el paraíso.

—No sé cuándo se repetirá esto, meteré comida hasta en los pulmones si es necesario.

Mi mamá se rió y fue a despertar a Em, que vino corriendo a mi regazo y empezó a robarme cereales de chocolate.

Detrás de las cámaras » n.h «Where stories live. Discover now