Pequeñas verdades ocultas.

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Maddie y Niall (sí, también él, por más extraño que parezca) se habían negado a dejarme sola esa noche. Así que estábamos ellos dos y yo, en mi cuarto, con helado y mirando “El lado luminoso de la vida”, una de las películas más hermosas que había visto en mi vida. 

—Bradley Cooper, cásate conmigo —dijo Maddie suspirando con aire soñador.

—Engáñala conmigo —dije mordiéndome el labio.

Maddie me pegó despacio en el brazo en broma. 

—Chicas, chicas, cálmense. Bradley no saldría con ninguna de ustedes —lo miramos mal por arruinar nuestras fantasías.— No teniéndome a mí como opción —finalizó señalando desde la punta de sus pies hasta su cabeza.

Con Maddie nos miramos y los tres estallamos en risas. La película había terminado, yo estaba muriendo de sueño, había quedado demasiado estresada, y mi cuerpo aun dolía un poco. Bostecé.

— ¿Sueño? —preguntó Niall.

Asentí.

—Si quieren quédense haciendo algo, yo necesito dormir. 

Ambos negaron con la cabeza.

—Iremos a dormir también. Fue un día agitado —respondió Maddie.

Tomé mi pijama, un pantalón suelto y una remera sin mangas, y entré al baño. Lavé mis dientes y me cambié. Cuando salí Maddie no estaba, seguramente había ido al baño de abajo a cambiarse, y Niall estaba de espalda, en bóxer. Se me abrió la boca. Diablos, qué trasero que tiene. 

—¿Quieres tomar una foto? Dicen que duran más —se dio vuelta y guiñó un ojo.

Me ruboricé y me di vuelta a buscar mi celular para disimularlo. Idiota. No por tener un buen trasero significa que me babeo por él. Tenía un mensaje de un remitente desconocido.

“Besas bien, ojalá pueda volver a probar tus labios, bombón. Aún tengo tu cámara ;).”

Un pequeño y agudo grito se escapó de mis labios y al segundo siguiente Niall ya estaba quitándome el celular.

—¿Cámara? —preguntó.

—La llevamos el día del secuestro —dije.— Estábamos grabándolo todo, y ellos la robaron...junto conmigo. 

Niall suspiró. 

—Tranquila, tú estás bien, y eso es lo que importa. Mañana llevaremos tu teléfono a la policía para que rastreen su número. 

Otro mensaje llegó. Niall y yo lo leímos juntos.

“No se molesten, no soy tan idiota como para conservar este teléfono conmigo.”

—Niall, estoy poniéndote en peligro, yo...

—Cállate, tú estás en peligro, no yo. Lo llevaremos de todas formas a la policía. Ahora hay que dormir, debes descansar —me cortó.

Asentí y me dirigí a mi cama. Maddie tenía un colchón a mi derecha, y Niall uno a mi izquierda. En mi cama sólo entraba una persona, sino dormiría con Maddie. 

Ella entró a la habitación ya cambiada y se fue a su cama. Dejó la ropa en la esquina y se acostó. Niall y yo hicimos lo mismo en nuestras respectivas camas, luego de haber encendido el velador y haber apagado la luz principal de la habitación. 

—Buenas noches —dije y apagué el velador, dejando todo sumido en la oscuridad.

Detrás de las cámaras » n.h «Onde histórias criam vida. Descubra agora