Prólogo.

4K 94 8
                                    

Estaba de rodillas llorando al lado de la tumba de mi padre, ya habían pasado dos meses de su muerte y, por supuesto, todavía no podía superarla. A mi madre la habían echado del trabajo y estaba muy deprimida, por lo que yo debería hacerme cargo de nosotras dos y de mi hermana pequeña, Emily. 

—Brooke —escuché una voz femenina detrás mío que reconocí al instante.

—Maddie, no.

—Brooke, sí. Vamos. 

Maddie se agachó a mi lado y pasó un brazo sobre mis hombros. Pasé el torso de mis manos por mis mejillas y mis ojos, quitando toda lágrima y maquillaje corrido que pudiera haber quedado. Deposité un beso en su lápida, odiaba tener que irme de su lado pero, ¿qué opción tenía? No podía vivir aquí. 

Maddie se levantó y extendió una mano hacia mí para ayudarme a pararme. Suspiré. 

—Vamos. Un helado y ropa nueva, ¿qué dices? —Maddie sonrió de lado, esta mujer sabía cómo subirme el ánimo.

Solté una risita y tomé su mano, levantándome. Odiaba comprar ropa pero según Maddie, era el mejor remedio. Para mí, el mejor remedio era pasar tiempo con ella. Pero tampoco podía estar el resto de mi vida colgada de ella. Tendría que salir adelante tarde o temprano. 

Con Maddie empezamos a salir del cementerio hablando de cualquier cosa, ella intentaba hacerme reír y lo lograba. Mi celular sonó. Lo tomé, el número no estaba registrado. Atendí, quizá era alguna oferta de trabajo.

—¿Hablo con Brooke Miller? —se escuchó una voz masculina completamente irreconocible del otro lado.

—Sí, ¿quién es? 

—Oí que estás buscando trabajo y estamos buscando una chica como tú para un trabajo como éste.

Estaba en lo correcto, pero si es lo que yo pensaba, no aceptaría. Quería mantener a mi familia, pero de un modo decente. O lo más decente posible.

—Si esperas que me prostituya, estás soñando, depravado. 

Una risa grave y sincera se escuchó del otro lado del auricular.

—Brooke, tranquila. No estarás vendiendo tu cuerpo, ¿de acuerdo?

—¿Entonces?

—No puedo decirte por teléfono. ¿Estás ocupada ahora? 

Miré a Maddie.

—Algo así, pero me haré de un tiempo.

—Perfecto. Te encuentro en The Brew. ¿A qué hora?

—¿Te parece en dos horas?

—Perfecto. Muchas gracias.

—No hay problema. En dos horas nos vemos.

Escuché cómo cortaban el teléfono y guardé mi celular. Miré a Maddie. Me odiaría. 

—Uhm, Maddie... yo... —me interrumpió su risa.

—Tranquila, Brooke, vamos a buscarte un atuendo para esa entrevista de trabajo. Tienes que verte presentable, ¿no? —sonrió y guiñó un ojo. Me reí. 

—Vamos. 

Me encontraba frente al espejo, lista para la entrevista. Un vestido negro ajustado, unos dedos por encima de la rodilla. Mi rostro completamente maquillado y mis pies dentro de unos tacones de 10 centímetros de alto. Mi pelo recogido en una trenza cosida de costado, a la que debo agradecerle a Maddie. Definitivamente me veía presentable. 

Detrás de las cámaras » n.h «Where stories live. Discover now