Nieve en primavera.

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Cuando me desperté, podía notar que toda la parte derecha de mi cabeza, hasta la parte baja de la nuca, dolía como nunca. El sol me quemaba los ojos, y la garganta también quemaba, aún en un grado mayor. No entendía mucho, hasta que me fije bien en el lugar donde estaba acostada... no en mi habitación.

Primero me entró un ataque de pánico, y todos los momentos del secuestro volvieron a mí. Pero luego vi en las paredes colgadas fotos, y también algunos cuadros. En todos salía Niall. Y de repente, vino a mí un remolino de imágenes de la noche anterior, junto con un torrente de emociones.

Hablé con Niall. Me dijo de Brianna. Se fue con una prostituta. Empecé a tomar. Desde ahí, los recuerdos empiezan a ser más borrosos... Un chico morocho se acercó a mí... ¿Me preguntó si tenía el corazón roto? Sí, recuerdo que me lo preguntó. Me invitó un trago y yo acepté. Hablamos, hablamos mucho. Me dijo de ir a su casa, y que tenía varios preservativos allí. Me negué. Trató de besarme, al principio me dejé llevar y entonces apareció él. Gritándome que lo había traicionado, ¡que YO lo había traicionado! Él había buscado a una prostituta para satisfacerse a sí mismo. ¿Y yo lo traicioné? Luego un borrón algo raro, yo arriba de sus brazos, un ligero beso en los labios y luego despertarme aquí.

Cuando me di cuenta, se me habían caído varias lágrimas en silencio. Niall se había ido a buscar a otra, ¿hasta este punto tuve que llegar para darme cuenta cuánto me importa él? ¿Cuánto realmente lo quiero a mi lado? Anoche Niall me había negado seguir enamorado de Brianna, pero yo sigo segura de que es así, ¿por qué sino habría ido a las habitaciones del segundo piso?

Alguien tocó la puerta tres veces y en lugar de contestar, me acomodé dándole la espalda a la puerta, sequé mis lágrimas y cerré los ojos. La puerta se abrió despacio, pero no del todo, y cuando quien sea que estaba del otro lado vio que seguía dormida, terminó por abrirla y entrar. Un peso hizo que la cama se hundiera más, y una mano (distinguiblemente de Niall) se apoyó en mi cadera.

—¿Qué haré contigo? —susurró.— ¿Qué diablos haré estos meses que quedan?

“Seguir el contrato, y luego serás libre para correr tras Brianna” pensé, pero seguí fingiendo una pesada respiración.

Sus labios se posaron en mi hombro, que estaba al aire, y se quedaron un rato largo presionados contra él. Yo tenía la piel de gallina y a flor de piel las ganas de darme vuelta y besarlo. Cuando se levantó y escuché la puerta cerrarse, me di vuelta para verla.

Pero él seguía aquí, adentro, mirándome expectante.

—Puedes decirme idiota, Brooke, pero jamás ingenuo.

—Niall, yo no...

—No quiero explicaciones —me cortó.— Sobre la mesita tienes un vaso de agua y una pastilla. Luego hablaremos de lo sucedido.

Entonces se acuerda. Se acuerda del chico. Pero, ¿no se supone que debería ser yo la enojada?

—No, después nada —me tragué la pastilla y me paré, para darme cuenta que estaba en ropa interior. —Diablos Niall, vete y espera a que me cambie —lo eché, escondiéndome bajo las sábanas.

—¿No querías hablar ahora? —respondió en tono burlón, su sonrisa era lujosa, como si hubiera visto un show de striptease.

—Tráeme mi ropa.

Salió sin decir una palabra más y volvió con una camisa suya, larga.

—Tu conjunto se manchó de alcohol —explicó.

—No mires —me limité a contestar.

Su camisa me llegaba apenas unos dedos por debajo del trasero, y era medio transparente, pero era mejor que nada. Ambos nos sentamos en la cama, uno en cada punta, sin tocarnos.

Detrás de las cámaras » n.h «Donde viven las historias. Descúbrelo ahora