Room [Yandere Trafalgar Law x Lectora]

VIII. Niños

Capítulo 8
Una siesta

El niño miró como el oso y la chica hablaban sobre investigación y navegación, al final Volff le permitió quedarse con tal de que hiciera tareas igual que ambos y se las repartieran, lo que hizo las cosas mucho más fáciles y obtuvieron más tiempo libre para estudiar las distintas cosas que tuvieran.

Law miró como el oso le explicaba a la chica sobre como encontrar pistas y rastros de personas perdidas y demás, se notaba que estaba empeñado en buscar a su hermano mayor el cual se fue sin decir palabra de casa, lo que provocó que él saliera en su búsqueda y se perdiera. Un parpadeo sorprendido se repitió en varias ocasiones mientras intentaba procesar como es que tenía sus piernas sobre las de Bepo mientras su cabeza estaba en los muslos de la chica la cual tenía su cabeza apoyada en el abdomen del oso.

¿En qué momento él se movió a esa posición?

Todo su pensamiento y alguna objeción se fueron al garaje cuando la chica le quitó el gorro y empezó a acariciar sus cabellos mientras le tendía un libro de medicina para que leyese, los tres estaban acostados el uno en el otro mientras leían sobre cosas y se distraían, pero Law sintió a través de las constantes caricias en su cabeza que la chica le estaba prestando más atención a él, así que se relajó sabiendo que ella no sería capaz de dejarlo de lado por un nuevo conocido.

Sin darse cuenta, Law terminó dormido con la cabeza apoyada en los muslos de la niña la cual estaba levemente somnolienta mientras que el oso daba un bostezo, al final los tres niños quedaron dormidos apoyados el uno en el otro con expresiones pacíficas y cómodas, sus regordetas caras estaban teñidas de un leve rosa pálido mientras respiraban pausadamente en señal de su profundo sueño.

Volff frunció el ceño cuando se dio cuenta de que Lyris no había cocinado la cena, normalmente a ella le encantaba "usarlos como sujetos de prueba" para nuevas recetas, por lo que no dejaba que nadie se metiera a la cocina incluso si debía darles patadas para que no comiesen algo antes de que su comida estuviera lista.

El anciano fue directamente a la habitación que compartían los tres niños y se quedó mudo por la tierna escena que se desarrollaba frente a él. Con los tenues y casi extinguidos rayos de sol, los tres niños eran vagamente iluminados por los restos de luz que quedaban del día, sus mejillas estaban sonrojadas y los tres abrazaban lo que estuviera más cercano, Law abrazando las caderas de Lyris, Lyris abrazando la barriga de Bepo y Bepo abrazando la cabeza de la chica.

Un pequeño sonrojo no pudo evitar surgir en las mejillas del anciano el cual refunfuñó algunas cuantas palabras antes de que finalmente tomara las mantas del mueble y cubriera a los tres niños, poniendo una almohada bajo la cabeza de Bepo y finalmente dirigiéndose a la cocina para prepararse algo de comer y dejarles algo para que ellos comieran en el momento en que los tres despertasen de su sueño.

Se sentía bien saber que el traumado niño se llevaba bien con la niña tímida, que para otros niños era rara por su conocimiento y ambos se llevaban bien con el inseguro oso que se deprimía más rápido que la velocidad de la luz.