Capítulo Treinta y Uno

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Capítulo dedicado a johanaxguerrero2433 a mi encantan todos tus comentarios y a ti que te responda 👉👈❤

(Canción: Aquí de Kany García)

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Alicia comienza a recoger el material que hemos utilizado la hora y media que ha durado la clase. Las parejas se levantan de las esterillas y todos se despiden entre ellos. Cuando empiezan a salir del aula, yo empiezo a recoger. Tiendo a quedarme la última. Uno de los días de la clase hicimos una ronda de preguntas. Estaba claro que la incógnita del «padre desaparecido» no iba a pasar de largo. Respondí como era obvio que se murió de cáncer y desde entonces nunca faltan las miradas apenadas al verme hacer un ejercicio sola. A veces, Alicia se acerca a mí y lo realizamos juntas, brindándome esa falta de confianza que me genera ser la única sin pareja.

Sin embargo, las palabras alentadoras acaban siendo incómodas. Así que me limito a colocarme al fondo del aula y espero a que todos se marchen para hacerlo yo. Enrollo la esterilla y la guardo en la mochila antes de acercarme a Alicia. Lleva su pelo rojizo recogido en una coleta baja, de la que se le escapan varios mechones. No sé cómo lo hace, pero tiene la línea negra del ojo intacta. Ni siquiera necesito decir nada para captar su atención.

Su mirada azabache se clava en mí y me ofrece una pequeña sonrisa.

—¿Cómo está la mejor madre de todas? —pregunta, dándome un ligero apretón en el hombro.

—No eres muy objetiva que se diga. Hemos tomado varios cafés juntas, con las otras como mucho te sabes sus nombres.

—Por eso mismo, mi criterio es infalible. Ahora en serio, ¿qué tal va el pequeñín? ¿Sabes ya qué es?

Sonrío ante la pregunta. Acaricio mi barriga por encima de la ropa, pensativa.

—No vayas a decirme una persona... porque te veo venir, Inma.

Su comentario me descuadra, logrando que rompa a reír. Iba a decir algo así. No le he dado demasiadas vueltas al sexo del bebé. Hoy en día, cada uno toma el rumbo y la identidad con la que más se identifica. Directamente le dije a la ginecóloga que no se molestase siquiera en mirarlo porque no necesitaba saberlo.

—Le dije que no quería saberlo —digo, mientras salimos las dos de la clase.

—¿Por qué no me sorprende?

—Tú preguntas, yo respondo.

Alicia me codea suavemente a la misma vez que pone los ojos en blanco. Recorremos el local hasta desviarnos a un estrecho pasillo que desemboca en un pequeño cuarto. Al encender la luz observo una pequeña mesa redonda, con cuatro sillas colocadas. En la pared de la derecha hay varias encimeras junto a una pequeña nevera. También tienen una cafetera y un microondas. Alicia me señala una de las sillas mientras ella se acerca al frigorífico.

Arrastro la silla y me siento en ella. Repiqueteo con los dedos en la mesa, en espera a mi amiga de melena rojiza. Segundos después, aparece con dos vasos de agua y un par de aperitivos.

—Tengo que decirle a Serena que haga la compra la próxima vez —comenta antes de darle un sorbo al agua.

—¿Serena es la otra chica? —cuestiono.

—Mhm, y tiene el pelo de color verde, por eso el nombre del sitio.

Sonrío al caer en la cuenta de que el sitio se llama «Iridiscente» y del significado oculto que tiene en realidad. La palabra en sí significa: refleja los colores del arcoíris. Alicia es el rojo y Serena el verde, por lo menos tienen dos de ellos.

Tres amores y medio | 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora