«Una peculiar forma de abrir puertas»

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Capítulo dedicado a marivi642 gracias por tus comentarios, me has alegrado muchas veces con tu fangirleo. 👀❤

«Una peculiar forma de abrir puertas»

(Canción: Feel something de Jaymes Young)

ENZO

Aparco el coche en la calle de en frente del edificio. Saco el móvil del posavasos y vuelvo a meterme en el chat de Hugo para asegurarme de que la dirección es la correcta. Vale, sí lo es. Bajo del coche, no sin agarrar antes mi chaqueta y me abrigo con ella. Camino por la silenciosa calle. No debe de ser muy tarde porque todavía el cielo es de color azul.

Al llegar frente a la puerta de cristal tengo que volver a meterme en el chat con Hugo. Arrastro el dedo por la pantalla en busca del número de planta y la letra de la puerta de su apartamento.

«4A».

—¿Te importa? —pregunta una voz grave y envejecida detrás de mí.

Miro por encima de mi hombro encontrándome con la imagen de un hombre que rondará los sesenta años con los brazos ocupados en sostener una caja de cartón que está repleta de plantas. Enarca un de sus cejas canosas al ver que no digo nada.

—Eh sí, perdona. —Me aparto de la puerta.

—¿No tienes llaves o qué? —cuestiona incluso más molesto que antes. Hago el amago de responder, pero cierro la boca de golpe cuando él se gira en mi dirección—. Nada, déjalo. Está juventud...

Y comienza a refunfuñar por lo bajo mientras intenta abrir la puerta con una mano, sosteniendo todavía con la otra la caja llena de macetas. Ni siquiera me ofrezco a ayudarle por miedo a que en lugar de que me lo agradezca, me responda igual de mordaz que antes.

Escucho el clic que hace la cerradura al ceder y el chirrido de la puerta al ser abierta. Espero a que él pase, para aprovechar y entrar yo también, pero me sorprende encontrármelo con mitad de su cuerpo apoyado en la puerta, aguantándomela para que yo pueda pasar.

—No tengo todo el día, muchacho.

—Sí, sí, disculpe —mascullo, cruzando el portal con paso rápido.

Oigo como se cierra la puerta en un estruendo portazo. Los pasos cortos pero sonoros del hombre suenan en forma de eco por el rellano. Veo por el rabillo del ojo como se acerca al ascensor y le da al botón. Tiene la mirada fija en las puertas que ni se inmuta de mi presencia. Yo, por otro lado, decido ir por las escaleras en lugar de coger el ascensor. Lo último que necesito es tener que estar dos minutos en un sitio tan pequeño con él. Mejor será que no.

Subo un sinfín de escaleras hasta llegar a la cuarta planta. Me freno cuando llego para coger aliento. Debería empezar a hacer algo de ejercicio, pero apenas tengo tiempo entre trabajar en la taquilla del cine entre semana y los viernes y sábados por la noche en la discoteca. Sin contar con los mil exámenes que debería empezar a prepararme para enero.

«Ahora no es el momento de pensar en eso».

Me paso una mano por el pelo y suspiro. Abro la puerta que hay frente a las escaleras acabando en un nuevo rellano. Recorro con la mirada cada puerta hasta ubicar la que tiene la letra «A», que se encuentra al fondo del pasillo a pesar de ser la primera letra del abecedario. Dejo que la puerta se cierre detrás de mí y camino en dirección al final del pasillo.

Cuando estoy frente a esta, la inseguridad aparece en mi sistema.

«¿Realmente estaba preparado para verla de nuevo?».

Tres amores y medio | 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora