Capítulo Diez

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Capítulo dedicado a Oldspirit9 cause you're intensity y este libro no hubiese sido lo mismo sin tus idas de olla y tu fangirleo jeje. <3

(Canción: Breath [remix] de Mako)

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Tras la insistencia de Mar e Iván que se han puesto por primera vez de acuerdo —gran mérito— vamos a disfrazarnos el grupo entero de algo común. Así que ahora estamos en una tienda de disfraces enorme de dos plantas muy amplias para buscar la vestimenta inspirada en la temática de la que nos vamos a disfrazar. Yo no dejo de mirar a mi alrededor. Estoy segura de que tienen un disfraz de lo que quieras. Los altos estantes metalizados son los que conforman los distintos pasillos. Hemos tenido que zigzaguear varias veces porque los disfraces de niños en estas fechas son lo que más vende y el local está a reventar de ellos.

Entonces Mar, que es la que va encabezando el grupo frena frente a unas perchas plastificadas y comienza a moverlas de un lado a otro junto a Iván mientras nosotros cuatro los esperamos expectantes. Una sonrisa triunfante comienza a dibujarse en el rostro de mi amiga pelirroja y no necesita decir nada más para que —por lo menos yo— sepa que ha encontrado lo que buscaba.

Saca la percha con dificultad, intentando no tirar los diversos disfraces que hay delante de este y nos lo enseña orgullosa.

—El disfraz de power ranger rojo —anuncia Iván, igual de entusiasmado que ella.

«¿Power Rangers?».

Frunzo el ceño, confundida. Hugo me da un ligero codazo y veo que está sonriéndome burlonamente. Junto aún más las cejas, confusa.

—Es una serie que veíamos de pequeños —explica sin disimular la diversión en el tono de su voz—. ¿No tuviste infancia o qué?

Recuerdo que en mi casa no me dejaron encender un televisor hasta los diez años. Mi madre pensaba —y piensa— que debía estimular otras aptitudes más productivas que la de sentarme en un sofá a mirar payasadas, como ella decía. Así que eso hacía, pasaba el día en la playa, recuerdo que no había un solo verano que no pisase la playa o que hiciese una acampada en la arena bajo las estrellas. Salía con la bicicleta y junto a Lara nos íbamos a investigar a los alrededores. Cuando el frío llegaba, me adentraba en la biblioteca de mi padre y este me prestaba un libro apto para mi edad. Un día decidí elegirlo por mi cuenta y no logré entender nada así que siempre dejaba que él me los eligiese. Después lo convencía para que me comprase algunos nuevos que salían a la venta.

Y que no faltase el dichoso violín. Recuerdo que de pequeña lo solía adorar. Muchísimo. Las horas pasaban sin darme cuenta cuando intentaba sacar una nueva partitura y perfeccionarla. Al lograrlo, estaba días y días tocándola una y otra vez.

Pero claro, luego le cogí un odio acérrimo del que me quiero desprender y todo a causa de que, si no sacaba una partitura nueva cada dos semanas, no podía salir con mis amigos o irme de fiesta o ver la tele. Así que al final dejé de interpretar canciones que me gustaban para interpretar piezas más sencillas que no me motivaban para no perder dichos privilegios.

—¿Inma?

—¿Sí?

—Te has quedado embobada y te estás perdiendo la nueva pelea de nuestro reality personal —bromea Hugo.

Clavo mi vista en Mar e Iván que ya no se muestran sonrisas cómplices y se están fulminando con la mirada cogiendo la percha plastificada con el traje del power rangers rojo, cada uno de un extremo.

Tres amores y medio | 1Where stories live. Discover now