Capítulo Uno

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(Canción: Make me cry de Noah Cyrus & Labrinth)

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Habían sido ocho largos meses de relación dónde había estado más ciega de lo que pensaba. Decían que el amor era ciego y yo resultaba ser un claro ejemplo de ello. Lo que nadie te decía era que a veces, aunque esa persona no se lo merecía tú llorabas por ellos. Por lo que te habían hecho sentir. Por el dolor que te habían provocado.

Ya habían pasado dos meses desde que mi relación con Edu había terminado. Dos meses que se habían resumido en lágrimas y mocos. Helados y películas románticas con las que terminaba gritando a la televisión. Todavía seguía recordando el día que todo se había ido a la mierda, aunque seguramente estuviese hecho mierda mucho antes.

No obstante, había preguntas que seguían atormentándome por las noches:

¿Por qué lo hizo?

¿No era suficiente para él?

¿Desde cuándo?

Y la más dolorosa de todas...

¿Con cuántas?

Y como las noches en los dos meses anteriores, esta noche también parecía que iba a acabar igual. Moqueada y dejando que la lluvia de mis lágrimas humedeciese una vez más mi almohada.

«La última vez».

Pero siempre decía eso y nunca resultaba ser así.

Lara había intentado animarme varias veces al igual que mis compañeros de piso, pero no levantaba cabeza.

Había llegado a un punto en que estaba hundiéndome más y más, quedándome sin oxígeno y dificultándome el salir a la superficie. Ni un salvavidas sería capaz de sacarme de allí. Estaba demasiado profundo. Todo lo que sucedió esa noche se me había quedado grabado en la retina y los gritos seguían resonando en mi cabeza.


* * *


Dos meses y varios días antes...

Como hacíamos todos los sábados por las noches veraniegas organizábamos una hoguera en la playa. Aparcábamos los coches con los maleteros abiertos y las radios a tope de volumen. Algunos traían comida, otros la bebida. El atardecer ya había pasado y el cielo ahora estaba teñido de negro, sin embargo, las estrellas no se podían observar tan bien como me gustaría debido a las luces de la ciudad.

Aunque eso no impediría que disfrutase del ambiente. Pero claro, lo bueno dura poco y como sucedía siempre, las hogueras entre colegas se volvían fiestas descontroladas dónde empezaban a intercambiar drogas como si fuese agua. Normalmente, Lara y yo nos íbamos antes de que el ambiente estuviese así, sin embargo, este año como había venido con Edu me despedí de mi amiga y me quedé con él.

«Me arrepentiría de ello después, obviamente».

—Voy a por una sudadera al coche —le dije. Besé una de sus mejillas y me marché en dirección a su vehículo.

La zona de aparcamiento comenzaba a apestar a marihuana y no me gustaba nada. Aun así, me limité a abrir el coche de mi novio y sacar de él su sudadera azulada. Me la puse y no pude evitar inhalar el aroma que desprendía la prenda. Olía a él.

Me senté de nuevo a su lado junto a la hoguera cuando me percaté del olor a marihuana tan intenso que había. Paseé mi mirada por nuestro alrededor en busca del origen del olor cuándo mi vista cayó en que en el lado de Edu estaba saliendo un humo demasiado espeso.

Tres amores y medio | 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora