capítulo 7

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—¡Dios mío! Que dolor de cabeza...—se quejó Brooke al despertarse—. ¿Quién coño me mandaría a mi beber tanto?

La resaca sin duda era una mierda, las ganas de vomitar todo el alcohol que había consumido la anterior noche estaban ahí y su cabeza dolía tanto que se podría jurar que estallaría en cualquier momento. Se lamentó de todo lo de anoche, claramente, no estaba acostumbrada a beber tanto y se había pasado, ahora tenía que cargar con las consecuencias.

Pasados unos minutos Brooke decidió levantarse y hacerse el desayuno, este consistía en dos tostadas de mermelada y un café porque según ella había oído que este ayudaba con la resaca. Tras acabar de comer se decidió a limpiar los platos pero una extraña oleada de emociones la atacó y recordó todo lo que había pasado en los pasados días; Primero se acostó con un chico y luego con otro.

Brooke no daba crédito, ella no era así.

Hacía unas semanas ella lo daba todo por y para el fútbol pero ahora... ¿no pensaba más que en sexo?

Le parecía algo inexplicable como dos personas la habían cambiado tanto en tan solo unos días. Brooke solo quería llorar y liberarse por lo que decidió llamar a una de sus mejores amigas. Se llamaba Madison y se habían conocido cuando ella tenía 3 años en un partido fútbol ya que el hermano mayor de su amiga estaba jugando. Gracias a eso entablaron una  bella amistad.

—¿Madison, estás despierta?—preguntó Brooke un tanto dudosa.

—Ahora si, gracias por despertarme —respondió Madison con cierto toque de sarcasmo.

—Lo siento no quería... —fue interrumpida.

—Calla, ¿que quieres?

—Pues solo quería hablar porque llevo unos días moviditos y ni yo misma sé quien soy — confesó ella largando un suspiro.

—Uyyy eso suena a salseoooo... Voy para allá,
échale 10 minutos.

—Vale, te espero —farfulló antes de colgar la llamada.

Pasado unos veinte minutos Madison entró por la puerta, como si de un terremoto se tratase, entró a toda velocidad gritando y desordenándolo todo a su paso, pero conociendo a Madison eso era normal.

—Ey, Madi cálmate.

—No me calmo, dime que te pasa, cuéntamelo todo y con detalles —exigió.

—Pues a ver... ¿te acuerdas que te dije que había conocido a dos chicos muy guapos?

—Si, claro, sigo esperando la foto por cierto —alzó sus cejas, divertida.

—Bueno pues he mantenido relaciones con los dos —soltó sin más, sin previo aviso, sin anestesia.

La cara de Madison en ese momento era indescriptible, era una mezcla entre sorpresas felicidad e ir. En otra ocasión Brooke se habría reído y le habría hecho una foto de recuerdo.

—¿Pero con los dos a la vez? ¿Has hecho un trío para perder la virginidad? —preguntó, incrédula.

—¡No, joder!

—¿¡Por qué no me lo contaste antes? —gritó Madi.

—Pasó ayer tan poco te alporices.

—Ahhh... Pues cuéntamelo TODO.— exigió remarcando esta última palabra.

Ambas chicas se sentaron en el sofá, mientras Brooke contabas sus hazañas Madison la escuchaba atenta y de vez en cuando hacia algún comentario.

—¡Wow! Has pasado de tener un amor platónico por el fútbol y mi hermano a tirarte a dos personas, joder chica te luciste, ehh— exclamó sonriente, ambas se rieron.

—Por Dios, no me recuerdes lo de tu hermano...Que vergüenza, ¡solo tenía tres años! Ya han pasado 15, deja de hacerme bullying con eso —se quejó Brooke con un puchero en los labios.

Madison no dudó en reír. El tema de su hermano nunca se le olvidaría, Brooke había tenido un crush con este cuando era pequeña.

—Bien sabes que eso no pasará —se burló.

Ambas chicas se pasaron recordando historias de su preadolescencia y escuchando música toda la tarde, al llegar al tema amoroso Madison la consoló con palabras bonitas y chistes, Brooke por fin comenzó a sentirse mejor.



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