Capítulo 1

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El calor que hacía en agosto era infernal, y más si te encontrabas haciendo deporte al aire libre. Este es el caso de Christopher, un joven que desde pequeño sabía que su pasión era el fútbol, vive y desvive por él. El sudor empapaba su frente, sus labios ya se encontraban secos así que corrió hasta su mochila para tomar una botella de agua y beber grandes tragos de esta.

El chico que lo acompañaba no despegó allá mirada de él ningún momento, incluso arqueó una ceja con incredulidad al verlo beber de más.

—No te la vayas a beber toda —replicó Richard, quien era uno de sus mejores amigos. A él no le gustaba el fútbol, era un chico más de baloncesto. Pero aún así, se pasaba las tardes jugando con Christopher, perdiendo día tras día ya que su rival era demasiado bueno.



—No es mi culpa tener tanta sed.

—Claro que si, te esfuerzas demasiado jugando —dijo mientras rodeaba sus ojos en fingida molestia.

—Tienes razón, no debería... Al fin y al cabo te iba a ganar igual sin esforzarme —bromeó mientras tomaba el balón del suelo y miraba en dirección al campo en el que jugaban.

Un suspiro se escapó de sus labios, eso es todo a lo que iba poder acceder. Sabía que no tenía dinero para estar en un buen equipo, ni siquiera podría permitirse estar en un equipo de segunda división...

Cerró los ojos unos segundos para imaginarse como sería ser un reconocido jugador de fútbol, los gritos de todos los aficionados en el estadio, todos apoyando su escudo, el árbitro pendiente de sus movimientos, cámaras a su alrededor grabando lo que serían sus mejores secuencias, sus compañeros corriendo por el campo mientras que le gritaban que pasara el balón, el entrenador saltando eufórico para que lanzara a la portería...

—Tierra llamando a Christopher —canturró Richard mientras chasqueaba sus dedos frente al rostro de su amigo.


—Oh, joder... En mi mente estaba apunto de marcar gol y clasificar a mi equipo —se quejó mientras abría los ojos y miraba al joven situado delante de él.

—Soñar es gratis, Vélez.

Una sonrisa apenada se dibujó en los labios del muchacho, sabía que lo eran y por eso soñaba. De ser al contrario, tampoco se tendría permitido soñar.

—Lo sé — respondió con pesadez.

—Oye, yo ya me tengo que volver a casa... ¿Quedamos mañana a la misma hora? — preguntó mientras recogía sus cosas, Christopher se limitó a asentir.

Cuando Richard se fue él aprovechó para seguir dando toques al balón.

A su mente llegó Brandon, quien siempre se había metido con él por su estado económico, diciéndole que no le llegaba ni a la punta de los talones y que jamás llegaría a ser como él. Un futbolista de primera división, jugaba en uno de los mejores equipos gracias a los contactos de su padre.

Siempre se dice que el dinero no da la felicidad, pero en estos momentos Christopher estaba dudando de ello... Si dependiera de una buena situación económica tal vez podría estar jugando en un equipo de fútbol, cumpliendo su sueño.... Tal vez no jugaría con el mismo balón de hace dos años, ni con los tenis que su madre le había comprado en las rebajas.


—¡Hey, chico! —se escuchó a sus espaldas, Christopher dejó el balón quieto debajo de uno de sus pies y miró en la dirección en la que había escuchado una voz. Allí se encontraba un hombre, y no cualquier hombre... Era el entrenador de fútbol de uno de los mejores equipos europeos—. Por tu cara de sorpresa quiero creer que ya me conoces.



—Oh, por supuesto que si —consiguió pronunciar, el joven todavía seguía en estado de shook.

—Te vi jugar antes con tu amigo y después vi que seguías pateando el balón a pesar de que él ya no estaba — dijo sonriendo—. ¿Te gusta el fútbol?

—Es mi pasión.

—Se nota, estabas muy entregado jugando —murmuró—. Eres realmente bueno.

Christopher tuvo que contenerse de no chillar y llorar a un mismo tiempo, uno de los mejores entrenadores le estaba diciendo que era bueno jugando al fútbol. ¿Podría pasar algo mejor?

—Muchísimas gracias.

—No tienes que agradecerme por decirte la verdad, ¿por qué no te dedicas a ello?

—Yo no dispongo del dinero suficiente para eso —dijo apenado, nunca le había importado decirle a otras personas que provenía de una familia humilde en donde a veces costaba llegar a fin de mes.



—Ya veo... Y dejando al lado el tema del dinero, ¿te gustaría poder hacerlo?

—Me encantaría, es mi sueño —confesó.



—Puedo darte esa oportunidad, pero con una condición.

—¿Cuál?

—Ganar la champions.

—¿Qué pasa si no ganamos?

—Entonces me veré en la obligación de expulsarte del equipo, hay millones que querrían estar ahí —dijo mientras sacaba su teléfono y se lo extendía a Christopher—. Pon tu número, si aceptas tendremos que estar en contacto...



—Christopher Vélez —dijo él rápidamente.

—Bien, Vélez —dio un leve asentimiento—. Mañana empiezan los entrenamientos, si te preparas ya puedes jugar en el partido del viernes.

Christopher anotó su número antes de devolverle el teléfono, toda la situación era surrealista.

—Si apareces mañana en los entrenamientos será que quieres formar parte y estás de acuerdo con lo que te dije, si no aparecer me harás creer que esta conversación no ha tenido lugar.

—Estaré allí.

—Eso espero —sonrió, mostrando aires de grandeza—. Te acompañaré después de los entrenamientos para ir a firmar tu contrato.

—¿Contrato?

—Allí aparecerán las condiciones... Imagino que querrás cobrar, ¿no? — cuestionó, Christopher asintió anonadado—. Nos vemos mañana, Vélez.



El entrenador abondonó el lugar dejando a Christopher lleno de emociones, todas buenas. Una única cosa aparecía en su mente y era que tenía que ganar la Champions si o si. De lo contrario su sueño se iría a la mierda, no podía desaprovechar la oportunidad.

Tomó su teléfono para buscar contra qué equipo jugarían el próximo viernes, nada más y nada menos que el equipo en donde estaba Brandon. Su, desde ahora, rival.

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