XXXV.

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Capítulo Treinta y Cinco.
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—Andy... —Jadeó—. ¿C-cómo es que...?

—¿No puedo venir a desearle un feliz cumpleaños a mi hermana?

Su mente se había congelado. Pudo sentir como su respiración se atoró en su pecho y por inercia retrocedió buscando sentirse a salvo.

No reaccionaba. Por más que quería su cuerpo no podía reaccionar y se vio a si misma en una encrucijada con los sentimientos que le producían ver a su hermano frente a ella y que es lo que eso podría significar.

—Meave, necesito que me escuches... —Dio un paso adelante pero frenó en seco cuando alguien se cruzó en su camino.

Todo había pasado tan rápido que no le dio tiempo de asimilar cada una de sus emociones y el hecho de que en ese mismo instante, el cuerpo de su hermano había sido tumbado por Dick.

Maldición.

Él no tuvo tiempo de considerar que ella estaba allí. Su enojo y su rabia era mucho más fuerte a la hora de actuar. Y cuando lo vio frente a Meave, simplemente todo explotó.

—¡Espera, no!

Dio el primer golpe en su rostro sujetando el cuello de su playera antes de dar el otro. Golpeó una vez, golpeó una segunda, y golpeó una tercera. Sus nudillos dolían y podía sentir la sangre de la nariz de aquél niño goteando por su piel debido a la fuerza de los impactos, pero eso no importaba. La necesidad de descargar todo su odio y rabia contra Andy eran mucho mayor.

Él debía sufrir.

—Ya basta —Meave suplicó sintiéndose relativamente perdida mientras todo se movía frente a ella—. Basta, ya basta...

Alzó ambos puños a la vez dejándolos caer sobre su pecho arrebatando todo el aire de sus pulmones formando una ligera sonrisa en su rostro pensando en las múltiples formas que conocía de hacer daño y que buscaba aplicar.

—¡Ya déjalo!

Dick se detuvo escuchando su tenue voz recobrando la cordura durante unos leves segundos y la vio.

—Mira eso, hermanita —Giró su rostro escupiendo la sangre de su boca—. Los miserables humanos llenándose la boca al llamarnos abominaciones cuando lo único asqueroso aquí es un cobarde que golpea a un niño.

No respondió y golpeó una vez más silenciando su estúpida boca mientras el adolescente rio. Estaba seguro que su nariz estaba rota, pero sus brazos aún yacían a sus costados y no había hecho ningún ademán por soltarse.

Dick enfureció cada vez más.

—¡YA BASTA! —Meave intentó dar un paso adelante pero las manos de Gar se aferraron a su cintura sujetando sus brazos y finalmente notó que lloraba—. ¡VAS A MATARLO! ¡YA DEJALO!

Fenris In Titans ❥ TitansWhere stories live. Discover now