Fenris | ❝Dicen que el mundo se ha vuelto ostil con los mutantes. Yo digo que siempre ha sido así❞
Titans × Dick Grayson
The Gifted × Fenris
[Prohibido la copia o adapcion]
Portada by: @luvkvng
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「❛ 𝑐𝑎𝑝𝑖𝑡𝑢𝑙𝑜 𝘶𝘯𝘰 ❜」'
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—Un pasaje para Nampa, Idaho —dejó el dinero sobre el mostrador, agotada.
—Aquí tienes.
—Gracias —murmuró, colgando la mochila sobre su hombro.
¿Ya qué caso tenía?
Desde hace meses su hermano había desaparecido y cualquier esperanza de encontrarlo era una mera fantasía. Era ella sola contra un mundo ¿Qué posibilidades tenía? Nadie jamás iba a ayudarla, mucho menos si descubrían su origen. Meave era un fenómeno que debía ser exterminado o sometido cuanto antes.
En el mejor de los casos, pedir ayuda a las autoridades aseguraba su encarcelamiento. En el peor...
No le gustaba pensar en eso.
—¿Te molesta sí me siento aquí? —giró, divisando a un muchacho de pelo verde.
—¿Disculpa? —suplicó internamente para que no le hablara a ella, pero se equivocó.
—¿Te molesta que me siente aquí?
—No...
Garfield tenía órdenes de sentarse a su lado aún si se negaba, pero él no podía hacer eso. Si quería entablar una conversación con la joven desconocida, lo mínimo que podía hacer era ser amable. Hacerla sentir incómoda empeoraría todo. Exactamente por eso Grayson lo considero el candidato perfecto para la misión.
Además, después de que Jason dejó muy en claro que su táctica de ataque sería coquetear con ella, no tuvo otra opción.
—¿Juegas? —señaló la consola.
—No mucho.
—No es tan difícil como parece, si quieres podría enseñarte.
—En realidad... —señaló el libro que estaba sobre su regazo y asintió comprendiendo.
—Oh, claro. Lo lamento.
Rachel llevó las uñas a su boca, nerviosa. No estaba muy lejos de ellos, asegurando el perímetro al igual que el resto. Fue su idea ir ahí. Por alguna razón, sabía perfectamente que Meave estaría en esa terminal. Le costó demasiado convencer a Dick que debían ayudarla. Gar no podía cometer ningún error, la rubia sin duda notó que algo iba mal. Era perceptiva, demasiado como para ser verdad.
No tenía idea de que era, pero percibía algo especial en Meave. Empatizar con ella no era difícil, mucho menos después de escuchar sus gritos de agonía una y otra vez en su cabeza.
