El Ángel y su lindo gordito [เทพบุตรกับหนูอ้วน]

CAPÍTULO 9

"Hmm..."

"..."

"Delicioso."

Solo son unas pocas palabras, ahora estoy sentado frente a él, sacando el arroz, la tortilla y comiéndose la salsa, y tuve que suspirar antes de sonreír a la persona opuesta.

"Has estado emocionado durante mucho tiempo."

"¿Qué te emociona?"

"Bueno..." iba a decir que 'Tenía miedo de que no fuera delicioso' pero decidí callarme porque tenía miedo de que se riera de mis pequeños pensamientos, así que preferí decir "No es nada, solo estaba pensando. Vamos, sigue comiendo o ya no estará caliente".

"Um."

La persona opuesta dijo eso mientras comía. No levantó su teléfono para jugar. Parecía estar interesado solo en la comida frente a él. Estaba muy emocionado por quien estaba mirando. Y en cada bocado que podía poner en su boca, antes de tener que estremecerme al ver los ojos del otro, pero parece que no puedo evitarlo.

"Ah... Uh..."

"¿Quieres algo? O ¿Quieres comer más?"

"No, solo pienso en mirar, comer y disfrutar.

"..."

"Estás incómodo, o de lo contrario no te mirare..."

"Está bien. Mira."

Punjai bajó la cabeza y continuó comiendo sin mirarme. No sé si tengo miedo de sentirme incómodo o él solo me pone nervioso, y no mucho tiempo después mi tortilla de arroz se terminó. Me hizo lucir feliz porque no quedó nada en lo más mínimo, ya sea arroz o huevos.

Al encontrarnos de esta manera, la persona también se siente encantadora...

"¡Voy a recoger el plato por ti!"

Dije apresuradamente antes de levantarme, agarré el plato de Pun y entré a la cocina. La persona que bebe el agua no tiene nada que ver con esto, por lo tanto, solo podía sentarse y esperar en el lugar. Cuando terminé con el plato, vi que Pun me miraba sin apartar los ojos. Hasta que caminé de regreso al lugar cuando preguntó.

"¿Cuándo volverá tu mamá?"

"Ah... tal vez en un rato..."

"Oh..." Punjai asintió. Parecía tener una mejor expresión al instante. Dejándome notar su gesto desde que llegué, por lo que no pude evitar preguntar.

"¿Estas emocionado?"

"..."

"Mi madre es amable", dije apresuradamente cuando miró hacia atrás. Antes de que la persona de enfrente asintiera en respuesta "Mi madre también quiere conocerte".

"¿Por qué?"

"Bueno..." Respondí sin pensarlo mucho. Antes de darme cuenta de mis palabras que le hacían entender: "Eres un buen amigo."

"Ah..."

"Si..."

Y de repente, tanto él como yo estábamos igualmente callados. No sé qué decir. Y por supuesto, él no dijo nada en este momento. Antes de que la persona frente a mí me entregara el vaso de agua que ahora no contenía líquido.

"¿Puedo tomar otro vaso de agua?"

"Oh... pero ¿tengo jugo de naranja?"

"Está bien, el agua es suficiente."