El cuaderno de Matt

Otro MAL día para todos :)

    Me emocioné más de la cuenta cuando el profesor Jhonson alardeó que solo había una historia con A, Melrose y yo teníamos la corazonada que se trataba de nosotros. 

     No sé en qué escalón estaba con Melrose en las escaleras de las relaciones, tampoco sabía lo que significaba hacer algo luego del baile, de hecho se lo pregunté y ella comenzó a reír. Me dijo "Sabes lo que tienes que hacer, Matty". Y me volvió a apretar las mejillas. 

    Llamaba de pareja en pareja y veía que nadie sacaba la tan esperada A. Estaba tan excitado. Sophie también estaba en la clase, pero se distraía con una mariposa rosa que revoloteaba por la ventana.

    — Colin y Annie... 

     Mi amigo y la pelirroja se levantaron, ella fue la primera en ver la nota. Una sonrisa se dibujó de oreja a oreja. ¿Nos habrán ganado? Colin me dijo que su historia era patética.  

        — B + 

    Eso es casi una A. Y si su historia, según el mismo Colin, no era taaan buena, qué me hace pensar que no puedo ser el mejor en literatura. Leo y escribo desde que tengo uso de razón...

        — Matt y Melrose... 

    Mel no tenía ánimos de levantarse, así que salí disparado como un rayo con una gran sonrisa en el rostro. Solo faltaban pocas parejas y sabía que esa A me pertenecía. Por fin tendría una muestra de lo bueno que era, no sería otro gran error fatal en mi vida. 

     Peter me devolvió la sonrisa y fue como "Oh sí, soy su alumno preferido". 

    Quedé anonadado. 

    Saqué una C. 

       "Esto debe ser un error" le dije. 

    Y me pregunté: "¿Entonces quién me ganó en mi fuerte?". 

        — Sophie Sprousse, felicidades. 

    ¿QUÉ? LA CHICA GOMA DE MASCAR NO ME PUEDE GANAR. 

    —  Esto debe ser un error, insisto. Mi historia no merece una C. Ni de lejos. 

  Y contestó:  "Tiene la peor calificación, señor Donahue". Mientras se incorporaba. 

     QUÉ LE PASA AL MUNDO?? LO VOY A MATAR. 

    —  No es justo. 

     Él me miró con recelo, y luego mantuvo su sonrisita. Es como si esperara decirme lo siguiente:

   —  Justo no es que usted, señorito Donahue, teniendo una gran cadena de librerías escriba una historia tan... Inconsistente.  

     BOOM... ALGUIEN QUE ME ASESINE. 

    Juro que se me bajó la tensión en ese momento. 

    — No le des tanta importancia, Matt—. Me dijo mi compañera. Solo la voz de Melrose me calmaba en ese momento. 

    Es como si el profesor me odiase por alguna razón desconocida y a la vez obvia. No lo podía explicar. 

    Luego sonó el timbre y me retiré echando chispas. 

    — Leí su historia—. Confesó Sophie, mientras tomaba un cappuccino—. Y es mucho mejor que la mía, no entiendo... Ha de ser que se equivocó. 

    — No lo creo—. Resopló Mel. 

    — No importa, Sophie—. Dije—. ¡Alégrate! Ya tienes algo qué celebrar mañana en el baile.