La noche del baile.2

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     Colin siguió a la chica de vestido plateado que salía por la puerta trasera del gimnasio, donde se hacía el gran baile de invierno. Sophie no sabía que la perseguían, solo volteaba al ver una sombra de vez en cuando. 

      En teoría, estaba prohibido ocupar las otras instalaciones del instituto; y más cuando no estás acompañada por algún profesor, pero Sophie se sentía incómoda, y los pasillos era silenciosos y solitarios... Justo igual que ella. 

      Colin, en parte, no tenía ni la menor idea del por qué visualizaba sus pasos. O tal vez lo sabía y no quería decirlo. 

       Dark horse cada vez se escuchaba más bajo a medida que se acercaban a los casilleros. De pronto, el baile había desaparecido. El chico la había perdido de vista, dobló en una esquina y sayonara, hasta la vista, baby. Colin se sintió decepcionado. 

      Le tomó varias rondas por diferentes pasillos dar con ella, estaba en la sección de arte de la escuela, una zona exclusiva a obras de artes de alumnos, profesores y artistas locales. Ella apreciaba una obra de arte peculiar. 

      Cuando Colin se acercó a ella, Sophie no estaba sorprendida. A pesar de que no lo descubrió realmente, es como si supiese que tarde o temprano llegaría por ella. 

     Y no se había equivocado. 

    — Es extraña ¿no?—. Refiriéndose a la pintura que veía Sophie con inquietud. Era algo graciosa; una gallina de colores sobre un cojín. 

      — ¿Por qué?—. Respondió a la defensiva— A mí me parece única. 

     — ¿Quién pinta una gallina sobre un cojín? 

      — ¿Quién no pinta una gallina sobre un cojín?—. Argumentaba Sophie. 

     En algún lugar de su mente, Colin podía intuir lo que sucedía, y acertó el acertijo.

     — ¡Tú la pintaste!—. Dijo boquiabierto. 

     — Sí, idiota. No eres el único que hace invenciones

     Colin saltaba. Estaba emocionado. Aunque la chica no entendía el por qué, suponía que el calzoncillo le quedaba muy ajustado. 

      — ¡Estás loca como yo!—. Celebró Colin. Sophie se alegró por ello, sin darse cuenta. 

      Sophie guardó silencio. Había silencio. Aun así no era incómodo. 

      — Aun así no la entiendo—. Confesó el chico—. Una gallina sobre un cojín...—. Intentó no reír—. ¿De qué va?

      — Debajo de la gallina están sus huevos. Ella solo reposa, el cojín le da calor, así que puede irse tranquilamente con su novio gallo o tomar el té. Esta pintura representa la soberanía de las gallinas. 

     Ambos se partieron a carcajadas, sincronizados. Y tenían ese brillo en los ojos, que bueno... Ya saben cuál brillo es. 

     — Tenía más sentido cuando lo dije en mi mente. 

      — Vale, ¿por qué no vamos al baile? 

      La tomó de la mano y la condujo al mundo congelado de nuevo. 

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      No estaba en mis planes que mi chica huyera y me dejara solo en medio de la pista de baile, como un fracasado. El caso es que tuve que escapar lo más rápido que pude sin caer ni tropezar con alguna otra pareja que se besuqueara mientras bailaban. 

      Yo debía ser uno de ellos, bailando y besuqueando. 

     Fui al baño y e senté sobre el inodoro tapado a llorar. 

     ¿Cómo no lo vi antes? ¿Cómo pude ser tan iluso? Ahora recuerdo cada una de sus risitas junto al teléfono en clases... Tiene un novio, Melrose tiene un novio. 

     Busqué a Colin por un buen rato para poder decirle lo que pasaba y por ende, que prefería irme del baile, pero no lo encontré. Ni en la zona de fotos, ni en donde estaban los bocadillos, ni mucho menos en la pista de baile. 

      Solo me conseguí a Nora, que conversaba con otras chicas de mi año. Yo no las trataba, pero no eran insufribles. Ella se levantó y se acercó a mi mesa. 

     — Hey, Matt ¿Dónde está Melrose?

     Me tomé un tiempo en formular mi respuesta. 

     "Ella se ha ido" Le contesté, y completé con un "Percance a última hora".

     Y luego pensé, uhm... su percance era estar en un motel con un muchacho...

     Al rato se aparecieron Colin y Sophie. Mi amigo dijo que iría por ponche, pero al ver mi cara de culo y decepción, se sienta a mi lado para saber qué me pasa. Sophie se ofreció para ir por la bebida. 

     Le susurré la respuesta "Tiene novio, Mel tiene novio". 

      Casi lloraba con decirlo. Me sentía tan humillado... Utilizado. 

      Colin me dedicó una mirada llena de lástima. A los cinco minutos rompió el silencio y expresó:

     — Mejor salgamos a bailar, venga. 

     Cuando se levanta, se estrella con Sophie y lo llena de ponche. Al menos eso hizo que no me deprimiera tanto. 

     — Lo sieeeento. 

     — Me las vas a pagar, chica gallina. 

    Me levanté para aceptar la idea de retomar el baile. Sophie viene conmigo y Colin con Nora (Quien era su cita original), pero como la chica hindú es muy buena, empujó a Colin a los brazos de Sophie. Y los dos no hacían más que reírse torpemente como retrasados. 

     Bien, al menos estaba alegre porque una pareja sí funcionó. Y me alegra que haya sido la de mi mejor amigo.

     — Baila conmigo Matt, no dejes que Melrose te arruine la noche—. Nora prácticamente me obligó a bailar con ella. Y está bien, se lo agradezco. 

     — Gracias—. Le dije con una sonrisa—. Gracias por sacarme de mi transe de depresión. 

     Nos acercamos un poco a Cophie (Colin y Sophie) que murmuraban cosas y se ruborizaban, se veían ridículamente graciosos. Y adorables...

      Colin dijo: "Vaya, tendré que alejarme de ti si quiero seguir con vida" mirándose su traje manchado. Luego completó "Y limpio..."

     Sophie se disculpó de nuevo. Está vez si creía que era en serio. Es decir... El pobre Colin morirá un día de estos por su culpa. 

     Sophie estaba triste, sus manos se balanceaban irregularmente sobre sus caderas. 

     — Tienes suerte de que no me apetezca alejarme de ti, chica gallina. 

      Y Sophie le regaló un gran abrazo. 

     Son tan dulces. Algo bueno salió de la noche, o eso creo. 


     Y allí estoy, bailando con mis amigos. Sin la chica que me gusta, y con la preocupación de terminar en un internado. Sin embargo, por el resto de la noche decidí que no me importa. Dejar de preocuparme tanto por el futuro y enfocarme más en el ahora. 

       "La felicidad está rodeada de tristeza"

      — El Túnel. 

     Ernesto Sábato. 

El cuaderno de MattWhere stories live. Discover now