La noche del baile

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    Para el día del baile había decido no estresarme ni hacer nada que conlleve al estrés, que lleva a los granos; un efecto colateral de la preocupación. Pero la cosa habría variado cuando mi padre decide pedirle matrimonio al Miranda Priestly. Es imposible que me ignore tanto ¿Acaso yo no lo importo? Julianne ha ganado, y no le tomará mucho tiempo deshacerme de mi. Con un "Este jovencito necesita una mejor educación... ¡Ya sé! envíalo a un internado en Taiwan. Listo". Tuve que coger mucho oxigeno para no desmayarme ni perder el equilibrio. Salí corriendo a mi habitación y maldecí como nunca y escribí en varias paginas la palabra "Puta" en mi cuaderno. Dibujé a un dragón con el nombre de la maldita mujer y las arranqué luego. 

     Al cabo de media hora estaba totalmente destruido. Ya no me interesa el maldito baile, solo quiero llorar y lamentarme. 

     A la media noche decidí que necesitaba compañía, así que me escabullí al cuarto del tío Ed y nos miramos por dos segundos antes de caer en cuenta de lo que habría pasado. 

    – Tal vez si le dijeras que no te agrada...–. Comenzó el tío Edmundo, pero luego fue incapaz de completar la frase. Sabíamos perfectamente que mentía al darme esperanzas sobre un consenso con mi padre. 

     Como cosa rara me eché a llorar y el tío Ed me cedió su cama y dormí en ella como un niño. Él se sacrificó y durmió en el sofá. 

     Me salté la primera clase, y recibí, sin mentir, cinco mensajes de Melrose. ¡Cinco! Era una locura, y dos llamadas perdidas.  ¡Dos! Nadie nunca estuvo tan emocionado por verme. 

      ¿Por fin nos veremos en el baile? Tengo grandes planes esta noche, Mattador. 

    Cuando llegué al medio día, ya tenía una gran misión para la noche. 

     –  Debes hablar con mi padre– . Me dijo, en el jardín del colegio– . Si queremos que las cosas salgan bien, debes ir allí y decirle que me llevarás a casa de Sophie, que haremos una fiesta de pijamas nosotros dos. Inventa algo. 

     –  Pero... Yo no sé mentir. Me tiembla el ojo derecho cada vez que digo una mentira, Mel. 

     –  ¡Tonterías!– . Me dijo, golpeándome el hombro con una risa (Dolió, por cierto)– . Eres bueno inventando cosas. 

     –  No soy tan bueno– . De igual forma la insinuación me había halagado. 

     –  A ver... Di una mentira. Lo que sea. 

      Y fue una completa tontería, porque, de hecho, solo me salió una mentira. Que era una GRAN mentira. 

     "No me gusta mi vecina". Le dije, y mi ojo derecho tembló, como debía ser. 

     "Eres un payaso". Me respondió, y me dejó solo. 

    Ahora estoy confundido. ¿Me quiere o no? ¡Lo tomó como chiste? ¿Debí serás directo? Diablos, soy un manejo de nervios. Fui un tonto al pensar que le gusto a Mel, es decir, ella está buena, y es perfecta en todos los sentidos, te ríes de la nada estando con ella, y tiene esa aura de misterio que te mantiene atado a ella. Es imposible que le guste, fue mi error. Ahora debo cancelar lo del hotel ¿Cómo pude pensarlo? 

      Cogí una bolsa de pan y di varios ciclos de respiraciones. 

      Solo pude hacer algo sensato aquella vez y ese "algo sensato" sería hablar con mi mejor amigo. Lo llamé alterado y en dos segundos apareció como por arte de magia. 

       – ¿Cómo sé cuando le gusto a una chica?

      Colin arrugó la nariz. 

       – ¿Y e lo preguntas a mí porque..

El cuaderno de MattDonde viven las historias. Descúbrelo ahora