El día de la escuela.

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   No volví a ver a la chica misteriosa y preferí no hacerlo. 

    La cosa es que hoy es un día especial en la escuela donde estudiaré y decidí titular así al día de hoy. Hoy no hay clases pero sí será el día de la feria científica. 

   Si tardaré un buen tiempo en la ciudad, más vale empezar hacer buenos amigos desde el comienzo. Es por eso que me levanté más temprano de lo usual, casi a las 5:30 de la mañana para empezar arreglarme y desayunar. El tío Edmundo me brindó algunos consejos de supervivencia escolar que apunté en mi cuaderno.

MANUAL DE SUPERVIVENCIA ESCOLAR DE ED

   1.  Mostrar siempre cara de simpático. 

   2. Prestar atención a la clase de chicos que le hablaré.

   3. No tirarme pedos en público. 

    ¡Los seguiré al pie de la letra!

    Vestí con una camisa de cuadros en diferentes tonos de rojos y negros, y un pantalón kaki beige y una gorra roja. Un tanto hipster. 

   No vi a mi padre en la mañana y el tío Ed me avisó que comenzó a trabajar desde temprano. Quiero pensar que es por el hecho de que recién llegamos a la ciudad, pero la verdad es que así ha sido siempre. 

   El nuevo chofer, un señor mayor y simpático me llevó a la escuela (Cuyo nombre no me preocupé por recordar) y comencé a actuar como un chico normal. 

   Un chico normal con muletas. No quiero verlas como un impedimento para hacer amigos, pero en los últimos años no me han ayudado mucho. Es decir... ¿Si me vieras en la escuela, sería la clase de chico que querrías como amigo? 

   Me gané el saludo de algunos pero noté en la mayoría ese aire de lástima que nunca toleré. 

   Esta escuela es grande y por lo que sé está rodeado de genios porque veo a muchos estudiantes cargar con experimentos y proyectos científicos. 

   A lo lejos observé a un chico rubio con un grupo de chicos que supongo que son de los más populares del lugar, porque todos parecen acercarse a él y saludarlo. Por un instante traté de acercarme y entrar en la onda pero solo avancé algunos pasos. 

    ¡Hey, chico en muletas!—. Llamó en tono burlón, tardé en comprender que se refería a mí hasta que vi que no hay otro chico con muletas aquí. 

   Según los tips del tío Ed, es la clase de chicos que debo evitar así que salgo huyendo del pasillo

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   Según los tips del tío Ed, es la clase de chicos que debo evitar así que salgo huyendo del pasillo. Aunque noto que me sigue con su pandilla. 

   Me acerco aún más al pasillo de los experimentos y me oculto detrás de muchos letreros mientras observo cómo desaparecen algo decepcionados. Me he topado con chicos así, una vez me encerraron en un aula del segundo piso y tardé tres horas allí hasta que legó un profesor. 

   Cuando por fin creí que el pasillo estaba despejado, tiré al suelo el letrero con una de mis muletas y calló en la mesa que tengo al lado. Golpeando una maquina  plateada que escupe un líquido marrón asqueroso por todo el pasillo. Me empapa en él. 

   Todos se ríen de mí. No soy el único que se llena del líquido y tengo asco de probarlo. Un profesor se resbala en un charco y cae al suelo. Es bastante chistoso. Es como "un gran desastre de mierda"

   — ¡Señor Foster!— . Exclamó el profesor tirado al suelo, es regordete y con bigote como el tío Ed. Pidiendo ayuda al estudiante que supongo que es el creador de la maquina. 

    ¿Esto es mierda?— . Preguntó un chico a lo lejos. 

  —¡Es solo chocolate!— . Aclaró el chico. 

   —Todo esto es mi culpa, lo siento—Me disculpo—. Yo limpio. 

   Todos comienzan a reír y noto que es por mis muletillas, tal vez sea por el hecho de que al tenerlas, limpiar es casi imposible. 

   —Yo limpio— Se ofreció—. ¡Pero te quedas aquí dando apoyo moral!—. Dijo señalándome. No sé si lo dice en broma o como venganza. 

   Al rato todos se van y el chico, que se presenta como Colin, se queda trapeando. Es pequeño y con cabello castaño, siempre anda agitándolo. No recuerdo cuántos "Lo siento" tuve que decirle, pero él simplemente continuó trapeando hasta que terminó. 

   Luego se echó a reír. 

   -—Te debo una.

   — ¿Eh?

    —No sabes lo mucho que quería ver el espectáculo de chocolate. Si no lo hubieses provocado tú, yo lo hubiese hecho. 

   — Pero sí se nota que tardaste días en construir tu máquina de chocolate—Dije incrédulo. 

   — Lo hice por mis padres—Aclaró, como si nada—. No tengo buena fama en estas ferias—Concluyó entre risas. 

   — Estás locoDije acompañado de risas, creo que lo hice en tono simpático.  Ya cuando nos estamos marchando. 

   Luego él respondió con una de mis frases favoritas de Alicia en el país de las maravillas, que luego anoté en mi cuaderno. 

   — No estoy loco. Simplemente mi realidad es diferente a la tuya. 

   Mi chofer llegó por mí y nos despedimos con una sonrisa. Desde esa frase, solo estaba seguro de una cosa:

   Quería que Colin Foster fuera mi amigo. 




El cuaderno de MattDonde viven las historias. Descúbrelo ahora